“Hay que dejar de utilizar actores cisgénero para encarnar a personajes trans”: Adrián Silvestre, director invitado de la Muestra de Cine Español

  • El público de Manizales podrá ver dos películas del realizador valenciano: Sedimentos (2021) y Mi vacío y yo (2022).

Ser el invitado de la Muestra de Cine Español en Colombia no es la primera toma de contacto del cineasta español Adrián Silvestre con nuestro país. En su primer largometraje, Los objetos amorosos (2016), nos contaba la historia de Luz, una inmigrante colombiana y sus dificultades en Italia, país en donde intenta hacer una nueva vida, alejada de sus seres queridos.

Ya en sus obras posteriores, Sedimentos (2021) y Mi vacío y yo (2022), también se rastrea algo de lo que proponía aquella ópera prima, aunque desde los ideales y anhelos de un grupo de mujeres trans de Barcelona: la necesidad imperiosa de afirmarse en el mundo, de batallar a contracorriente en una sociedad en donde los más vulnerables pueden tornarse víctimas de un paisaje de indolencia y rechazo.

Justamente, estas dos últimas películas podrán verse en Manizales, gracias a la Muestra, que en nuestra ciudad tendrá el plus de la entrada libre para todas sus funciones, a diferencia de otros territorios en donde también habrá programación.

El Quehacer Cultural tuvo la oportunidad de charlar con Silvestre, quien nos dijo:

¿Con qué se topará el público manizaleño que vea sus películas?

Podrá conocer un poco de la experiencia que he tenido a lo largo de cinco años con la comunidad de mujeres trans en Barcelona, con quienes desarrollé estas dos películas. Una es Sedimentos (2021), proyecto documental sobre las vidas y los relatos de seis de ellas. La otra es Mi vacío y yo (2022), que con un lenguaje de ficción retrata la vida de la más joven del grupo, llamada Raphaëlle Pérez, quien también es guionista de la película.

En sus películas hay una marcada búsqueda de la identidad, de indagar en quiénes somos y cómo se construye nuestra esencia. ¿A qué responde esa necesidad?

Es una necesidad universal que todos nos planteamos, algo que trasciende las fronteras, la cuestión identitaria del género y la cultura. Todos, en un momento, tenemos que luchar la vida y hacernos preguntas como: ¿por qué somos como somos? ¿Cómo queremos ser?

En este sentido, hablar partiendo de algo como es la identidad de género y las personas trans, quienes han luchado a contracorriente para decirle al mundo: aquí estoy yo y esa o ese soy yo; nos va muy bien para conectar con algo que a lo mejor los demás no hemos vivido, pero que podemos sentir de forma similar a través de la empatía.

Eso es algo muy cinematográfico y que apela a emociones y sentimientos universales. También sirve para, de repente, sensibilizar o generar un impacto social hacia vidas que en este momento son más vulnerables.

¿Qué piensa de la representación de la comunidad LGBTI en el cine contemporáneo? ¿Crees que hay algo de oportunismo comercial en lo que hace Hollywood y sus películas sobre la inclusión? De ser así, ¿podemos hablar de un cine LGBTI realmente valioso y dónde podríamos encontrarlo?

Ahora, más que nunca, vivimos un momento de mayor representación. Básicamente porque hace años la representación era nula y estas personas ni siquiera tenían unos referentes en los cuales verse proyectadas.

Ahora tenemos más consumo en plataformas, cines y festivales. Cada vez tenemos más opciones y ahí entramos en el debate de si estas personas están siendo bien representadas. No es tanto el grado y el número de veces que son representadas, sino cómo se está haciendo: de manera realista, perpetuando clichés o, como dices en Hollywood, podemos estar ante un momento oportunista.

No niego que, al final, el cine es un mercado. Cuando se identificó un nicho de público dispuesto a pagar y consumir este cine, si este público tiene un nivel adquisitivo, también cada vez más este cine, que era de nicho, está yendo al mainstream para tener una mayor explotación comercial.

Es algo que no critico y tampoco tengo las claves para decir qué cine es legítimo y cuál no. Yo creo que siempre, hablando de la comunidad trans, deberíamos trabajar con ella. Dejar de utilizar actores cisgénero disfrazados para representar otras historias en pantalla y tratar de ceñirnos y escuchar sus historias, en lugar de inventarlas.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con actores y actrices naturales?

Para mí es muy gratificante, lo llevo haciendo desde que empecé con el cine y el video. Era por una cuestión de necesidad, porque al final yo trabajaba con las personas que tenía a mi alrededor. Eso se convirtió en un statement.

Para mí es muy valioso, porque estas personas no solo dotan estos artefactos cinematográficos de una naturalidad incomparable, sino que también te ayudan, son tus aliadas a la hora de configurar una historia, una escena, identificar cuándo algo está mal, cuándo hay un error.

Vas a tener que encontrar otras técnicas y metodologías para trabajar con estas personas, porque probablemente no han sido profesionales hasta ese momento. Pero a mí es algo que me hace sentir en una zona de confort y que me gustaría seguir haciendo en futuros trabajos.

Has transitado de un proyecto documental a otro de ficción, ¿tienes una preferencia por algún lenguaje o te sientes cómodo en ambos?

Me siento cómodo jugando con ambos lenguajes. Siempre he ido alternando ficciones con documentales y permitiéndome licencias entre ambas. Desconozco si es casual o por alguna razón.

Cuando hago ficciones me gusta jugar con la verdad y darle pequeñas licencias documentales. Cuando realizo documentales me gusta que tengan una narrativa, un sabor de ficción en cómo está contado, cómo está filmado o en cuanto a la estética. Es algo que está siendo muy aceptado dentro del cine contemporáneo y que me gustaría seguir haciendo siempre.

Dé clic al enlace para consultar la programación en Manizales de la Muestra de Cine Español: https://bit.ly/3Cf6IMo

*Comunicador Social y Periodista y Crítico de Cine.

Foto de la entrada de Óscar Fernández Orengo.

No se pierda estas cinco películas de la Muestra de Cine Español en Manizales

  • Un total de 14 cintas con entrada libre que se presentarán del 19 al 27 de agosto, en el auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.

Por fortuna, ¡a veces!, podemos sentir que no estamos a merced de Dios cuando hablamos de cultura, puntualmente de exhibición de buen cine, en esta parte del mundo. Irremediable no hacerlo ante tanta sequía y dominio de las industrias, algo que hace imposible que veamos algo diferente a lo que hacen Hollywood y compañía, especialmente en las salas.

De vez en cuando salimos de ese hoyo de desolación, gracias al trabajo de las embajadas en Colombia, entre ellas la de España, que realiza la Muestra de Cine Español por medio de su Consejería Cultural. En Bogotá, Medellín o Cali podrá ser paisaje en medio de la frenética actividad cultural de las principales ciudades del país. En otras es como maná caído del cielo.

Manizales tendrá parte de la Muestra este año: 14 películas con entrada libre. Una vez más, la Fundación Red Espiral es el enlace local que nos trae los mejores eventos de la exhibición cinematográfica nacional. Por eso, siempre estaremos en deuda con la labor comprometida y titánica de Viviana Castro y Alexander Pardo.

La Muestra es un compendio de los títulos más relevantes de años recientes del cine ibérico, y la invitación es a no perderse ninguna función de esta actividad, que se realizará del viernes 19 al sábado 27 de agosto, en el auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores. Todas las películas tendrán entrada libre.

Aunque, para aquellos que deseen saber qué es lo esencial, les proponemos una selección de cinco películas indispensables, ordenadas en cuenta regresiva:

5. Destello bravío (2021), de Ainhoa Rodríguez

Ópera prima de la directora madrileña, que ahonda en el hastío y la angustia silenciosa de un grupo de mujeres en un pequeño pueblo rural de España. En medio de un deseo inminente de aplastar los cimientos de esa prisión, todas empezarán a rebelarse contra la rutina.

  •  Domingo 21 de agosto, 3:00 p.m.

4. Viaje a alguna parte (2021), de Helena de Llanos.

Documental sobre la vida y la obra de Fernando Fernán Gómez, el director de obras inmortales del cine español como El extraño viaje (1964), El mundo sigue (1963) y El viaje a ninguna parte (1986), esta última es la que inspira el título de una obra que dirige una nieta del también actor y novelista.

  •  Sábado 20 de agosto, a las 5:00 p.m.

3. La virgen de agosto (2019), de Jonás Trueba

El director de Los exiliados románticos (2015) nos propone el relato de Eva, una mujer de 33 años y sus vivencias en Madrid durante un mes de agosto. Drama con tintes de comedia a cargo del realizador madrileño, siempre en búsqueda de lo extraordinario en lo ordinario y de la poesía que irrumpe desde el corazón de lo cotidiano.

  •  Jueves 25 de agosto, a las 4:00 p.m.

2. Tres (2021), de Juanjo Giménez

El ganador de la Palma de Oro en Cannes por su cortometraje Timecode (2016) regresa con una historia digna de la misma creatividad y ambición narrativas. Una diseñadora de sonido para cine comienza a cometer un error en los trabajos que hace: la falta de sincronía entre la imagen y el sonido. No parecerá extraño hasta que note que el problema, en realidad, está en lo profundo de su mente.

  •  Sábado 27 de agosto, a las 5:00 p.m.

1. Espíritu sagrado (2021), de Chema García Ibarra

La cinta revelación de los últimos años en España. Una propuesta extravagante y descabellada que combina cultos OVNI, proyectos para cambiar el rumbo de la raza humana, niños desaparecidos, fanatismo y locura. Hay que verla para creerla, una auténtica joya que se disfruta más entre menos detalles se sepan.

  •  Domingo 21 de agosto, a las 5:00 p.m.

*Periodista y Crítico de cine.

Bajo la tiranía del cine de la nostalgia

El fiasco de las historias originales de Hollywood frente al éxito en taquilla de los blockbusters de la nostalgia tiene a la industria del cine enfocada en películas que reciclan el pasado reciente.

Parece que nada será tocado por el éxito, a menos que reciba el tratamiento de la nostalgia. Hoy es un mandamiento esculpido en mármol para los estudios de Hollywood, que como nunca están decididos a recuperar las viejas glorias con el fin de desatar la euforia entre la legión de fanáticos que tienen esas creaciones.

Un reciclaje cultural inescrupuloso y desmedido, obsesionado con un pasado reciente: las décadas de los 80 y los 90, especialmente. No hablamos de una tendencia que retroceda más en el tiempo, porque su objetivo es despertar el entusiasmo de aquellos adultos contemporáneos que, de niños, cultivaron una especie de educación sentimental, gracias a películas y series míticas.

¿Y quiénes somos para oponernos a que tantos conecten con esas sensaciones y placeres primarios marcados a fuego? Lo curioso es que la experiencia no se dirige a las fuentes originales en búsqueda de aquella emoción, sino que ocurre a partir de nuevos productos que extienden los arcos narrativos de sagas y franquicias populares.

El dinero manda

Por tanto, Hollywood y otras industrias tienen sus maquilas a punto para producir en masa cuantas extensiones sean necesarias con el fin de capitalizar este mercado. La estrategia funciona, por lo menos en los términos deseados por quienes la dirigen: dinero constante y sonante. Lo demuestra la buena acogida de estas producciones, en comparación con los fiascos en taquilla de muchas historias originales recientes.

Por eso, el margen es cada vez más estrecho para películas que no parten de sagas y franquicias. Esa, justamente, ha sido la queja de Martin Scorsese en el tema Marvel, más allá de sus opiniones artísticas sobre estas películas. En el fondo, le choca la condición de desventaja en la que están cineastas como él, que desean hacer un cine diferente al que esperan los grandes estudios.

Es una de las implicaciones del mercado cinematográfico de hoy, y si bien no somos nadie para cuestionar los afectos del espectador que solo espera la nueva entrega de aquella franquicia que tiene 20 años y que tanto adora, sí habría que poner en consideración lo que dice Simon Reynolds en su libro Retromanía: la adicción del pop a su propio pasado.

El crítico musical señala que esta práctica cultural a contracorriente, decidida a declarar el pasado como su territorio soñado y definitivo, está provocando que hoy tengamos menos arte que debería hablarnos del aquí y el ahora, expresiones que tendrían que lanzarse en búsqueda de lo nuevo y lo actual.

El juez de la historia

Es probable que algunos se pregunten: ¿acaso existe algo original? No, pero sí auténtico, valor que ha caracterizado la irrupción de muchos movimientos y tendencias a lo largo de la historia del cine que, si bien no fueron originales, tomaban elementos del pasado y los combinaban con otros modernos para consolidar una experiencia que sin duda era hija de su tiempo.

Esto es algo que no pasa hoy. Por más que estas “creaciones” de la nostalgia sean funcionales como buen entretenimiento, es indudable que gran parte de estas propuestas quedan lastradas por su vocación de refritos explotados hasta la saciedad.

¿Qué lugar ocuparán estas películas y series en la historia? ¿Cómo serán encasilladas de aquí a 20 años? Me atrevo a decir que como un simple fenómeno para ilustrar la marcada aparición de la nostalgia en un periodo determinado, y como una decadencia respecto a otros momentos del cine comercial.

Por lo demás, esta tendencia del dinero a toda costa y atrincherada en un espacio temporal remoto bajo la cobardía de la rentabilidad tendrá poco o nada que aportar al arte en el cine.

Por supuesto, no todas las películas de hoy están subidas al bus de la memoria emocional. Me refiero sobre todo al cine popular, que, con el tiempo, se ha vuelto más dependiente y limitado por franquicias y sagas que gozaron de éxito. Justamente, y evocando un pasado que en ese aspecto seguro fue mejor, los blockbusters tenían una distinción de originalidad que hoy se suministra a cuentagotas.

¿Dónde están los blockbusters originales de hoy? ¿Por qué los tanques actuales de Hollywood son, en su mayoría, prolongaciones de viejas películas o sagas? La sensación de déjà vu es una constante del cine comercial contemporáneo.

–PP

Tom Cruise en Top Gun: Maverick (2022), éxito global de taquilla y secuela nostálgica de Top Gun (1986).

*Periodista y Crítico de Cine.

 

 

 

 

 

 

 

 

La pérdida de 200 mil suscriptores de Netflix retrata la guerra por el jugoso mercado del streaming

  • Las plataformas legales de exhibición de películas y series por Internet están abocadas a un solo propósito: lograr la mayor cantidad de usuarios y conseguir que se mantengan como suscriptores a lo largo del tiempo.

Hay cierto morbo en la derrota del triunfador, ese que no sabe otra cosa sino ganar y ganar. Como cuando un futbolista infalible desperdicia un tiro penal. En el terreno de las plataformas de streaming, podríamos asegurar que Netflix es el Cristiano Ronaldo.

El mes pasado, se conoció que el portal de películas y series en línea sufrió un desplome de 200 mil suscriptores durante el primer trimestre del año. Esto tras una historia de crecimiento continuo, todavía más durante los días de cuarentena de la pandemia y el cierre de las salas de cine.

¿Qué pasó? ¿Qué significa para la exhibición en general y, particularmente, para la que ocurre a través de Internet? ¿Hablamos más bien de un suceso natural y previsto dentro de su proceso de crecimiento desmesurado?

Lo cierto de la cuestión es que no le vino nada bien a la reputación de la compañía, precisamente por la fascinación que suscita ver caer a Goliat.

Las causas

Los comentarios no se hicieron esperar en todos los rincones de la red para atribuir los motivos de la crisis: pésimo contenido, el anuncio de cobrar un cargo extra por compartir la contraseña de usuario, la decisión de implementar funciones tan cuestionadas como la reproducción acelerada de una producción, como si fuera un audio de Whatsapp, ideal para aquellos espectadores afanados.

Aunque hay una razón de mayor peso: la competencia. Apenas lógico que muchos frentes del cine deseen apoderarse de una tajada del suculento negocio conquistado por Netflix, cuyo éxito global ha sido el detonante para que nazcan nuevas plataformas lideradas por modestas iniciativas o megacorporaciones del entretenimiento.

Era cómodo para Netflix cuando era el único jugador de la partida, pero ahora debe posicionar su valor y diferencia respecto a otros del mercado que también se esfuerzan por seducir al consumidor con el propósito de convencerlo de ser la mejor opción. Amazon Prime Video, HBO Max, Disney Plus, Star Plus, Paramount Plus, Blim, Claro Video, Apple TV+, entre otras, protagonizan la puja por arrebatarle terreno al rey Netflix.

El valor del suscriptor fiel

Además, con un aspecto crucial que determina la consagración de estas plataformas. Lo que importa no es la nueva suscripción, sino que el usuario se mantenga afiliado a lo largo del tiempo. Es decir, que pague mes a mes el valor del servicio. De nada sirve cosechar 30 suscriptores si al mes pierdes 25.

Las plataformas lo han entendido tan bien que HBO Max, por ejemplo, maneja una tarifa de $10 mil para su plan básico. No obstante, la advertencia que hace es: puedes pagar esta suma cada mes mientras no canceles la suscripción. De hacerlo, te cobraré $20 mil cuando vuelvas a reactivar el servicio.

En eso consiste la lucha por el crecimiento exponencial, en la que Netflix ha dejado escapar a un buen número de seguidores. Aun así, continúa en la cresta de la ola, aunque ya no parece tan invencible como antes, y los competidores no paran de frotarse las manos.

Cacería de catálogos

Los grandes estudios de Hollywood y otras multinacionales están tan convencidas de que el futuro de la exhibición está en el campo del streaming, que sus departamentos de ventas y compras están en función de adquirir la mayor cantidad de catálogos con el objetivo de fortalecer las ofertas de las plataformas y ganar suscripciones de personas que desean ver aquellas películas y series.

Disney compró 20th Century Fox, hoy rebautizada como 20th Century Studios, y gran parte de las producciones de este mítico estudio de Hollywood pueden verse en Star Plus, el portal paralelo y adscrito a Disney Plus. Mediante una sola tarifa, el usuario puede pagar ambas plataformas por un precio cercano a los $40 mil.

También está el caso de Amazon, que oficializó este año la compra de MGM, del que pueden verse en Amazon Prime Video una buena oferta de sus películas, entre ellas las que conforman la saga del súper agente James Bond, las cuales están al alcance de quien pague el servicio de este operador.

¿Y los cines?

Entre tanto, las salas se han convertido en los recintos de los estrenos exclusivos, por lo menos en esta parte del mundo. En Latinoamérica no se ha recurrido a la práctica de lanzar de manera simultánea una película en cines y plataformas, como lo hace HBO Max en Estados Unidos, que, por ejemplo, subió a la plataforma Dune (2021), de Denis Villeneuve, el mismo día que llegó a las salas.

En cambio, por estos lares se respeta un margen de tiempo en el que la cinta solo puede verse en salas y, solo culminado este ciclo, llega a Internet de forma legal. Lo mismo hace Disney con los blockbusters de Marvel, cuyas millonarias recaudaciones provienen de la taquilla y no del pago de suscripciones. En ese sentido, la gran máxima de la promoción de películas “solo en cines” adquiere hoy más peso por este sistema.

¿Qué pasará ahora? Netflix no lo piensa poner fácil. Para recuperarse, anunció una suscripción más económica que incluirá avisos. Es un gana y gana para captar un mayor número de usuarios que paguen sin inconvenientes la tarifa y, por otra parte, obtendrá un ingreso adicional en cobro de publicidad. Ya podrán imaginar que más de una empresa querrá pautar con el gigante del streaming.

Ilustración tomada de wwwthrillist.com

*Comunicador Social y Periodista. Crítico de Cine.

 

 

 

Las cinco películas de Eurocine 2022 que no puede perderse en Manizales

  • Comienza el sábado 7 de mayo y termina el 31 del mismo mes. Las funciones serán en el auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.
  • La selección oficial del festival tendrá entrada gratuita en la ciudad.

Eurocine 2022 llega a Manizales, en donde podremos ver su selección oficial de forma gratuita. Esto por segundo año consecutivo, algo que es importante en la medida en que la entrada podría ser con cobro de boletería, como ha pasado en ediciones anteriores del evento en la ciudad, o bien nos podría haber llegado otra muestra secundaria y no tan buena.

La Fundación Red Espiral y el Consejo de Cine de Caldas se pusieron de acuerdo para destinar los recursos necesarios y darle este gran obsequio a la ciudad.

¿Qué ver? ¿Cómo desenvolverse dentro su programación? ¿Cuáles son las películas imprescindibles del cine europeo reciente que no puede perderse? Aquí un top de las cinco que debe tener en el radar, no sin antes aclarar que la invitación es a llenar las funciones de las 24 películas de 20 países que podrán verse en el auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.

1. Las niñas (2021)
Ópera prima de la directora española Pilar Palomero. 29 premios en distintos eventos del cine internacional, entre ellos cuatro premios Goya en 2021.
La historia de una niña de 11 años, estudiante de un colegio de monjas, quien vive con su madre, una viuda de 30 años. La protagonista se adentra en la adolescencia, gracias a una nueva compañera de clases.
• Sábado 7 de mayo, 4:00 p.m.

2. Undine (2020)
El más reciente largometraje del célebre director alemán Christian Petzold. Otra crónica de amor trágico a cargo del artífice de En tránsito (2018), cuya protagonista es historiadora y experta en el desarrollo urbano de Berlín.
• Sábado 14 de mayo, 6:30 p.m.

3. Josep (2020) – película inaugural
Una de las obras animadas más aclamadas del 2020. Dirigida por el cineasta francés Aurel, cuenta las memorias del encuentro entre un gendarme y el artista catalán Josep Bartolí en un campo de concentración francés tras la Guerra Civil Española.
• Sábado 7 de mayo, 6:30 p.m.

4. Berlin Alexanderplatz (2020)
Adaptación moderna del clásico de la literatura firmado por Alfred Döblin, una experiencia de tres horas de duración. 16 premios en festivales la acreditan como una de las cintas europeas imprescindibles del 2020.
• Domingo 8 de mayo, 4:00 p.m.

5. Enfant terrible (2020)
Biopic del legendario cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder, que capta sus excesos, locura y frenetismo creativo en uno de sus periodos más fértiles y salvajes.
• Jueves 12 de mayo, 6:30 p.m.

Dé clic al enlace para consultar toda la programación de Eurocine Manizales 2022: https://bit.ly/3kL4F8G

*Periodista y Crítico de Cine.

Amparo, la ópera prima de Simón Mesa Soto, tendrá función exclusiva en Manizales, con presencia del director

  •  La película retrata el drama y lucha de una madre por evitar que su hijo sea reclutado por el Ejército en la Colombia de los 90.
  • Se exhibirá el 6 de mayo a las 7:00 p.m., en el Teatro Los Fundadores.

¿Es tan malo que Amparo (2021), el primer largometraje de Simón Mesa Soto, no haya llegado a las salas comerciales de Manizales el pasado jueves? No si podremos verlo este viernes 6 de mayo de forma gratuita, en el Teatro Los Fundadores, y (como si fuera poco) con presencia del director antioqueño.

Claro, la audiencia gana, no tanto los productores y distribuidores de la cinta, que con seguridad esperaban un ingreso en taquilla desde Manizales. Aquí, como siempre, es irremediable volver a esa consabida, pero vigente discusión: la apatía de los grandes exhibidores por darle cabida al cine colombiano en las regiones, más allá de las funciones a cuentagotas que no fallan en Bogotá, Medellín y Cali.

En últimas, se agradece que los amantes del cine en Manizales tengan esta opción única, gracias a la buena gestión de la Fundación Red Espiral, en alianza con la distribuidora DOC:CO. Lo anterior permite algo valioso: quienes la vean en Manizales podrán sumarse a la discusión que genera hoy la película en redes y otros espacios.

Es mejor así que verla meses u años después, cuando el debate ya no está en el aire, como ha sucedido en Manizales con la obra de Simón Mesa Soto, especialmente con sus cortos Leidi (2014) y Madre (2016), el primero de ellos distinguido con la Palma de Oro a mejor cortometraje en Cannes 2014.

La lucha de una madre

Amparo es una película de época, que transcurre en la década del 90. Una madre emprende una carrera contra el tiempo para evitar que su hijo sea reclutado por el Ejército y enviado a uno de los frentes de guerra más sangrientos de Colombia. Todo esto en una sociedad marcada por el machismo, la violencia y la corrupción.

Simón Mesa Soto, director de Amparo (2021). El cineasta antioqueño ganó la Palma de Oro a mejor cortometraje en Cannes 2014.

La película se estrenó mundialmente en la Semana de la Crítica de Cannes 2021, en donde la actriz no profesional Sandra Melissa Torres se alzó con el premio a la actriz revelación.

La invitación es a no perderse esta oportunidad, pues involucra a uno de los cineastas más prometedores del cine nacional. Como siempre, un gusto estos espacios en los que, además de ver la película, puedes interactuar con el director o directora.

  • Fecha: viernes 6 de mayo.
  • Hora: 7:00 p.m.
  • Lugar: Teatro Los Fundadores.

Tráiler

https://www.youtube.com/watch?v=7DjYKb0PAcY

*Periodista. Crítico de Cine.

Cinema Fundadores, el recinto de las ilusiones

Hace poco, 80 personas se dieron cita en el auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores para ver Noche de Circo (1953), del maestro Ingmar Bergman. Cualquier signo de pesimismo o rabia frente a la asistencia de espectadores a los cineclubes de Manizales tiene que replantearse o, por lo menos, reevaluarse ante un dato como ese.

También muchísimas cosas más, especialmente cuando se da por sentado el desinterés de las audiencias actuales por los clásicos del cine, la fiebre por la novedad que impulsan las carteleras de cine comercial y los estrenos en plataformas de ‘streaming’, la certeza de que es inútil salir a ver una película vieja cuando, perfectamente, puedo hacerlo desde el sofá de mi hogar.

Noche de Circo (1953), de Ingmar Bergman.

La cinta en cuestión se exhibió como parte del ciclo El Circo de las Ilusiones, que realiza el Cinema Fundadores, junto a la Fundación Circo Manizales y la Asociación Circo en el Aire. Un espacio coordinado por la Fundación Red Espiral, organización que, pese a los cambios y transformaciones constantes de los actores del cine en la ciudad, sigue siempre vigente, desde tiempo atrás.

Una labor que lideran Viviana Castro y Alexander Pardo, a quienes Manizales debe años de trabajo permanente, apasionado y comprometido, aun con los tropiezos y las frustraciones que implica dedicarse a la formación de público cinematográfico en la capital de Caldas. Aunque sin dejar de lado las satisfacciones y dichas que también conlleva.

Función deL Cinema Fundadores.

Al respecto, veo a unos actores del cine local motivados y, más importante aún, unidos. Las rencillas del pasado dieron paso a complicidades: Federico Zapata, Diana Castellanos, Pablo Villa, Jazmín Muñoz y la Red Espiral juntos, como lo constatan eventos recientes, entre ellos la Feria Internacional de Cine de Manizales (FICMA), en los que han sumado fuerzas e intereses al servicio del público manizaleño.

Los Payasos (1970), de Federico Fellini.

El Circo de las Ilusiones ha sido la extensión de aquello, y la oportunidad de evidenciar (como en la pasada FICMA) que la audiencia local está ávida de buen cine, que llena los espacios, que desea debatir y escuchar, que considera las películas experiencias imprescindibles para el curso de sus vidas y necesidades.

Diera la impresión de que, durante y tras la pandemia, se mantiene la escasez de cineclubes que asumen con seriedad y rigor la exhibición de un cine para indagar, ser cuestionado, dudar, perder la brújula de la complacencia y el terreno firme. En ese sentido, la tarea del Cinema Fundadores cobra mayor relevancia.

Felicitaciones a quienes lo hacen posible, incluidos los asistentes. La carpa del Circo de las Ilusiones sigue desplegada y presta abrigo a quienes deseen deslumbrarse por los colores, el encanto, las risas, las lágrimas, el fulgor, la desesperación, el engaño, la magia, la pena tras bambalinas, la nostalgia.

Yoyo (1965), de Pierre Etaix.

Actos a cargo de Federico Fellini, Charles Chaplin, Pierre Etaix, Tod Browning, Shūji Terayama, entre otros grandes del ilusionismo. Bienvenidos todos, las funciones serán hasta el próximo 30 de abril. Y después no digas que no te avisamos.

https://www.youtube.com/watch?v=uD54S9n7kWI

*Comunicador Social y Periodista. Crítico de Cine.

Las 12 películas más esperadas del 2022

El cine ha recuperado el rumbo. Ha vuelto a la carretera de la que fue desplazado tras chocar contra la pandemia. Todo parece despejarse, y nos quedan los rezagos con los que se busca mantener el asunto bajo control: petición de carnés de vacunación en los ingresos de las salas que certifiquen el esquema completo (las dos dosis) para poder ver las películas.

“La COVID-19 pasó por aquí y no permitiremos que vuelva”, es lo que indican estas medidas. Otra cuestión que parece superada es el efecto del virus en la producción. La industria se reactivó meses atrás, con el efecto de que las cintas llegan cada jueves a las carteleras. Ese es el ritmo al que estábamos acostumbrados antes de que la emergencia aplazara las películas, impidiera la celebración de festivales y clausurara las salas.

La vista está puesta hacia el futuro. Vale la pena entonces preguntarse: ¿qué nos depara el 2022 en materia de estrenos? Propuestas nuevas de autores a los que hay que seguirles la pista, épicas nórdicas, dramas, relatos de ciencia ficción al estilo indie, wésterns, thrillers criminales. El cine, siempre vital y testarudo, se las ha ingeniado para desplegar e incrustar sus raíces en tierra, de la cual asciende con vigor.

Estas son las 12 películas más esperadas del 2022, ordenadas en cuenta regresiva, la mayoría de ellas con fecha de estreno por confirmar en Colombia:

  1. Everything everywhere all at once – Dan Kwan y Daniel Scheinert

Los directores de Un cadáver para sobrevivir (2016) vuelven con esta película, en la misma línea del espíritu demencial e inclasificable que los caracteriza. La actriz asiática Michelle Yeoh encarna a una anciana inmigrante china que se embarca en una alucinante aventura para salvar al mundo.

En la travesía explora otros universos que la ponen en contacto con las vidas que pudo haber llevado. Una obra que promete retorcer cualquier capacidad de asombro mediante el uso de un recurso narrativo muy en boga: el multiverso.

  1. Showing up – Kelly Reichardt

Tras la magnífica First cow (2019), la directora más reconocida del cine independiente americano nos ofrece la historia de una artista en crisis, que intenta maniobrar a través de los altibajos de su vida personal, mientras busca mantener activa su carrera. Protagoniza Michelle Williams, actriz incondicional de la cineasta.

  1. Decision to leave – Park Chan-wook

Apenas hay datos de este proyecto en desarrollo del surcoreano, siempre recordado por Oldboy (2003). Esta vez nos propone el relato de un detective que rastrea la muerte de un hombre y que, en medio de la investigación, conoce a la misteriosa esposa del fallecido. Mucha expectativa por lo que haga este maestro del cine contemporáneo.

  1. Red rocket – Sean Baker

Tal como nos tiene acostumbrados, lo nuevo del responsable de The Florida project (2017) recibió el aval de la crítica. Estrenada en Cannes 2021, por desgracia sin noticias de estreno por estos lares. La historia de una estrella porno fallida que vuelve a su pueblo natal en Texas. Con una curiosa elección de actor protagónico, nadie menos que Simon Rex, conocido por la saga de Scary movie.

  1. The northman – Robert Eggers

Lo nuevo del director estadounidense parece ir en la línea de Conan (1982), es decir, la venganza de un hijo desde el exilio, cuyo padre es asesinado y apartado del trono. Épica nórdica a cargo del autor de La Bruja (2015) y El Faro (2019), con Alexander Skarsgård, Anya Taylor‑Joy y Björk. Podrá verse en abril.

  1. After yang – Kogonada

Tras su aclamado debut, Columbus (2017), el crítico de cine surcoreano y ahora cineasta aborda el género de la ciencia ficción, en esta película estelarizada por Colin Farrell y producida por la prestigiosa casa A24. Un hombre y su hija intentan salvar la vida de Yang, un robot mitad asistente y mitad niñera al que consideran parte de la familia.

  1. Bardo – Alejandro González Iñárritu

Bajo un absoluto hermetismo se mantienen los detalles de la próxima película del mexicano, quien no estrena un largometraje desde El renacido (2015). Lo único que salió a la luz fue la polémica por el presunto maltrato del director a los extras de esta película, como se viralizó en redes el año pasado. Protagoniza Daniel Giménez Cacho.

  1. The whale – Darren Aronofsky

Lo próximo del autor de Réquiem por un sueño (2000) tiene una particularidad. Su protagonista es nadie menos que Brendan Fraser, actor maldito y olvidado de Hollywood, alguien que en su momento de gloria fue la estrella de la saga La Momia (1999-2008). Aquí dará vida a un profesor de inglés con sobrepeso que intenta reencontrarse con su hija adolescente.

  1. Crimes of the future – David Cronenberg

El canadiense debe ser el único director que realizará una película cuyo nombre es el mismo de otra que hizo antes, pero que no es un remake… Tan solo con leer la sinopsis te provoca que se estrene mañana: los humanos intentan adaptarse a un entorno sintético, en el futuro cercano, lo cual hace que experimenten metamorfosis. Con Léa Seydoux, Kristen Stewart y Viggo Mortensen.

  1. Poor things – Yorgos Lanthimos

El director griego más célebre, afincado en Hollywood desde La langosta (2015), regresa con un argumento digno de sus temas y excentricidades: tras morir ahogada al escapar de su esposo maltratador, el hombre decide reemplazar el cerebro de la fallecida por el de un hijo a punto de nacer. Adaptación de la novela de Alasdair Gray, con Emma Stone y Mark Ruffalo confirmados en el reparto.

  1. Killers of the flower moon – Martin Scorsese

Basada en la novela homónima de David Grann, esta película de reparto estelar cuenta la historia del asesinato de miembros de la tribu nativa americana de los osage, en 1920, hecho que motiva una investigación del FBI. Con Leonardo DiCaprio, Robert De Niro, Jesse Plemons, Brendan Fraser y más. Además, el inmenso Martin Scorsese en la dirección.

  1. Disappointment blvd. – Ari Aster

Otra producción cuyos detalles se mantienen bajo llave. Solo tenemos una escueta sinopsis: el retrato a lo largo de varias décadas de uno de los empresarios más exitosos. La expectativa no solo recae en su protagonista, el ganador del Óscar Joaquin Phoenix, sino también en las credenciales del neoyorkino Ari Aster, director de las perturbadoras El legado del diablo (2018) y Midsommar (2019).

*Crítico de cine.

Tomado de “La Patria”.

Spencer: la angustia silenciosa de una princesa

La nueva película del chileno Pablo Larraín puede verse desde hoy en Cinépolis Manizales, a las 8:00 p.m., en función subtitulada.

Hay una anécdota reveladora acerca de la princesa Diana de Gales. Minutos antes de un concierto de Michael Jackson en Londres, pudo charlar con el Rey del Pop, a quien preguntó si cantaría Dirty Diana (Diana Sucia, en español). Jackson dijo que no, por respeto a su majestad, pero Lady Di señaló que era una lástima, pues amaba la canción. La respuesta cogió por sorpresa al cantante y bailarín.

En especial, sirve para darse cuenta de que estaba en las antípodas de las formas inflexibles y el decoro de la nobleza. A pesar de la solemnidad del papel que desempeñaba, la princesa era una mujer sencilla, relajada y con sentido del humor, valores que, como podrán imaginar, no facilitaron su adaptación a la compostura y la rigidez expresiva de la realeza británica.

Justamente, la dificultad de asimilar aquella vida, con la ansiedad y la angustia que traía, es el tema central de Spencer (2021), la nueva película del cineasta chileno Pablo Larraín, que puede verse desde hoy jueves en Cinépolis Manizales. Protagoniza Kristen Stewart.

Esta cinta parece conformar una serie de películas a cargo de Larraín sobre esposas de nobles y jefes de estado paralizadas por el existencialismo y el dolor. La primera fue Jackie (2016), en la que Natalie Portman encarnaba a Jacqueline Kennedy tras el asesinato de su marido, el expresidente de Estados Unidos John F. Kennedy.

Aunque la semejanza no es solo temática, sino de estilo. Si hay un valor admirable de la filmografía de Larraín es su versatilidad: desde el despliegue de formas y la experimentación de películas como Neruda (2016) o Ema (2019) hasta la sobriedad, elegancia y delicadeza de sus dos largometrajes para Hollywood: Jackie y Spencer.

Su más reciente trabajo es una indagación psicológica que se zambulle en la mente agotada y convulsa de la princesa Diana, justo para el momento en que suma años en la Casa Real Británica y en que sus hijos, los príncipes William y Harry, viven la adolescencia y la infancia, respectivamente.

Es notable su irritación, al punto de que la capacidad para seguir disimulando aquel desagrado ha llegado al límite. Stewart da cuerpo y forma a un ser que emerge del escondite en el que se mantuvo durante años y que ahora sale con violencia a la superficie en busca de aire, desesperada por reconciliarse consigo misma y afirmarse en el mundo sin ataduras.

Todo bajo una perspectiva minimalista, limpia y simple con la que Larraín hace que percibamos la inmensidad de los espacios, la fluidez y la armonía de los movimientos (prepárense para mucha steadicam, al estilo Terrence Malick), la belleza de entornos en donde grandes palacios se conjugan con el verde rural.

En lugar de un relato sobre la realeza abarrotado de lujo, pompa y grandiosidad, Spencer opta por el brillo y la sencillez de unos cuantos elementos puestos con sensibilidad en el espacio. Un fondo de privilegio y glamour que ocupan escasas figuras humanas, las cuales lidian con la desesperación, la melancolía y el pesimismo.

Porque Spencer es un refinado y cruel cuento de hadas. Una princesa secuestrada en su gran castillo, presa de una indolente tradición que estrangula su individualidad y su libertad. La psique afligida de una mujer a causa de circunstancias y fuerzas que la someten, pero que con espontaneidad y chispazos de alegría se enfrenta a un entorno decidido a marchitar cualquier asomo de vida.

*Crítico de Cine.

 

 

 

Hollywood está explotando el miedo al spoiler para llenar las salas, y Spider-Man: No Way Home lo confirma

  • ¿El terror de tragarse un momento crucial de la trama de una película le está ganando la partida al simple interés de verla?

El spoiler, además de un concepto relacionado con las historias del cine, se ha vuelto un aliado del mercadeo y las ventas de Hollywood. Es curioso, pues ya no es solo parte del componente artístico de una obra cinematográfica (en donde es lógico que esté), sino también de la promoción (en donde es raro que esté).

La propuesta de ver una película ya no es “véala”, sino “véala antes de que se la arruinen”. Aquello explica la ansiedad en las filas interminables para ver Spider-Man: No Way Home. Y Hollywood encantado, pues entre más personas vean una película y pocos días después del estreno, mejor la recaudación del primer fin de semana, que es el indicador sobre si una película es un triunfo comercial o no.

Por ende, cada vez más, la industria del cine le apuesta a un tipo de película que contiene revelaciones y sorpresas. Es decir, producciones ideales para desencadenar una ola de spoilers por todas partes. Entre más riesgo haya de tragarse un suceso decisivo de la trama de una película, más interés habrá de verla lo más pronto posible.

Esto funciona muy bien en el terreno del blockbuster de superhéroes, sobre todo en el delimitado por Disney-Marvel, que se ha encargado de fidelizar una nutrida audiencia desde el inicio del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM).

Y si le añades la nostalgia, su combinación con la estrategia del spoiler augura una alta probabilidad de una amplia recaudación. Spider-Man: No Way Home es un claro exponente de ello, una película que a través del recurso narrativo del multiverso trae de vuelta a los personajes icónicos de las dos anteriores sagas del arácnido, las protagonizadas por Tobey Maguire y Andrew Garfield.

Entonces me pregunto: ¿Hay más interés por evitar un spoiler que por ver una película en el anhelo y revuelo multitudinario de Spider-Man: No Way Home? ¿Lo que se busca al final de la experiencia es el alivio de saber que ahora nadie te podrá arruinar la cinta y no tanto el hecho de haberla visto?

Lo llamaría el anzuelo de Hollywood. Pero, para el caso, hablemos mejor de las telarañas.

*Crítico de Cine.

 

Matrix, el blockbuster que citaba a Jean Baudrillard

Desde el jueves 9 de diciembre, Cinépolis Manizales exhibe Matrix (1999), en la previa al estreno de Matrix Resurrecciones (2021).

¿Por qué acceder a esta u otra película ya no parece tan novedoso? Tener casi todo al alcance, gracias a las agitadas mareas del streaming, nos convence de que no es extraordinario que cierta cinta esté en alguna plataforma. Simplemente, debería estarlo.

Suena mal perder el asombro, aunque no tanto. En el fondo, hablamos de mayor acceso al cine. ¿O quizás la magnitud de una oferta tan colosal nos ha insensibilizado al punto de que simplemente dejó de importar? Bueno, ese es tema para otra ocasión. Quiero hablarles de Matrix (1999).

Que la película de las hermanas Wachowski llegue a HBO Max no justifica mayor entusiasmo, podrían decir algunos. Pero si vuelve a los cines, la experiencia adquiere capas de interés: no solo es verla, sino regresar a 1999 y ponerse en los zapatos del espectador que la disfrutó en la gran pantalla durante el estreno.

¿Quién sabe? A lo mejor ese espectador eras tú. Querrás revivir aquel día o bien sumergirte por primera vez en la experiencia a través de una pantalla grande, sonido envolvente y público. Cualquiera sea el caso, cualquiera el interés, podemos estar de acuerdo en que tener una obra maestra de hace 22 años en la cartelera es, cuanto menos, fascinante.

En los cines

Justamente, desde el jueves 9 de diciembre, puede verse Matrix (1999) en Cinépolis Manizales, un reestreno que ambienta la llegada de Matrix Resurrecciones (2021) el 23 de diciembre. Lana Wachowski dirige en solitario esta cuarta entrega que supone el regreso de la saga, exactamente 18 años después de que se estrenó Matrix Revoluciones (2003).

En esta era permeada de nostalgia y fan service, resulta apenas lógico que las glorias del pasado vuelvan a la primera línea del mainstream desde los anaqueles del archivo. La saga Matrix no es la excepción de esta tendencia empeñada en capitalizar el fervor de los fans por aquellos hitos de la cultura popular.

En medio de tanto producto anémico, complaciente y efímero de este fenómeno, es bueno saber que el asunto viene acompañado del regreso a los cines de las obras originales. Porque, si se fijan bien, el lío no está tanto en los éxitos que abren el camino, sino en la explotación inescrupulosa y desmedida que viene después, lo cual también le pasó a esta saga.

Profundidad y entretenimiento

El director ruso Victor Kossakovsky describió alguna vez al cineasta ideal como una mezcla entre Charles Chaplin y Andréi Tarkovski. Es decir, el encuentro entre la comedia y la solemnidad del arte más elevado.

Esa aspiración al entretenimiento y la profundidad es una excepción a la regla, pues las películas suelen inclinarse por un lado u otro. Y, en caso de buscar el equilibrio, no me interesan aquellas que lo intentaron, sino las que triunfaron. Esa proporción sí que es menor, porque no es nada fácil conseguirlo.

Matrix (1999) es,  con plena seguridad, una de ellas. Combina los dos enfoques con más gloria que pena. Lo evidencia que sea un objeto recurrente de las clases de filosofía para ilustrar postulados, teorías y deducciones acerca de la relación del hombre con la realidad, pero que a la vez sea ideal para pasar una tarde amena de domingo junto a tu padre.

Una clase de Descartes en medio de explosiones, combates al estilo artes marciales y un derroche de efectos especiales, lo cual es grandioso si se compara con aprender sobre Descartes en un salón gris y con un profesor de voz monótona. A propósito, cabe anotar que la película incluye un guiño al filósofo francés Jean Baudrillard mediante un cameo de un ejemplar de su libro Simulacros y Simulación.

Fantasía narcotizante

Las hermanas Wachowski consiguen ahondar en la ambición del componente filosófico, desplegarlo y ajustarlo de manera orgánica al espíritu blockbuster de la película. En lugar de fatigar, el argumento fluye por las vías del interés y la exposición clara de la historia. Lo curioso es que tampoco se torna ligera, como un tanque de Hollywood sin personalidad cuyo propósito es rendir al máximo en taquilla.

Antes bien, Matrix (1999) es compleja, siempre a la altura de sus aspiraciones. Un relato acerca de la desconexión, la alienación, la epifanía de la verdad, las arenas movedizas de la percepción, la distopía que adormece a sus dominados con una fantasía narcotizante y, sobre todo, la lucha de clases. En cada uno de estos aspectos, la obra se desenvuelve con una genialidad y maestría notables.

Y luego está el espectáculo, que no es un fin en sí mismo, sino otro medio al servicio de la historia. Un armazón de coreografías, persecuciones y combates que es una carta de amor a la destreza física y, en segundo lugar, a la letalidad de las armas de fuego.

Sus efectos especiales popularizaron el recurso del bullet time, técnica que emplea un centenar de cámaras para captar un instante de acción dramática y reproducirlo mediante un giro de 180 grados en el que los actores permanecen inmóviles. El resultado te roba el aliento, una pausa que cambia el ángulo de visión y le permite al espectador moverse por el espacio de ese momento congelado por unos segundos.

Neo (Keanu Reeves), inclinado hacia atrás en una línea perpendicular, mientras mantiene los pies en la tierra y esquiva una bala que amenaza con destruirlo, no es solo una imagen icónica de la franquicia, sino de la cultura popular, como da fe la numerosa cantidad de series y películas que han rendido homenaje a ese momento.

Las píldoras roja y azul

¿Qué lectura podemos hacer de Matrix? ¿Qué supone verla hoy en comparación con quienes lo hicieron en los albores de internet, es decir, 1999? Primero, la película adquiere mayor vigencia  con el paso de los años, lo cual es una característica de los clásicos que vencen el juicio implacable del tiempo.

La razón es que sus conceptos tienen hoy una mayor resonancia, como espejos que arrojan luces a cuestiones y fenómenos de la era digital, internet, las redes sociales, los juegos de identidades en los mundos real y analógico, la anestésica felicidad de los likes, etc. Todo eso, en 1999, podía considerarse ciencia ficción. Ya no.

¿Te inclinarás por la píldora azul o la roja? Sea cual sea la elección, es un lujo poder ver en pantalla grande ese mítico primer plano del rostro de Laurence Fishburne (Morfeo) y apreciar que en sus lentes plateados se refleja el dilema: en uno la palma que sostiene la azul, en otro la que ofrece la roja, en ambos un Keanu Reeves pensativo y temeroso. Pero el miedo no podrá contra el anhelo de ser libres, y entonces emprenderemos la aventura.

*Crítico de cine

 

 

 

 

Al encuentro de Andréi Tarkovski durante la FICMA 12

El cine como un dispositivo emocional, nunca como ideas o al servicio del intelecto. Filmar como vía de encuentro con lo espiritual, como conexión con el mundo, un lienzo para la identificación. Eso creía Andréi Tarkovski, de quien se presentan tres películas en la Feria Internacional de Cine de Manizales (FICMA).
También decía que, al hacer cine, lo más grande es la introspección, observación del mundo, plasmar aquello que toca de cerca nuestras fibras más profundas, ser sincero. “Al hablar de poesía no estoy pensando en ningún género determinado. La poesía es para mí un modo de ver el mundo, una forma especial de relación con la realidad”.
El ciclo de la FICMA es la ocasión ideal para descubrir la obra de uno de los cineastas fundamentales de la historia o, en su defecto, para reencontrarse con el poder de sus imágenes y sonidos a través de una buena pantalla. Esta es la programación:
• Stalker (1979). Jueves  28 de octubre, 4:00 p.m., auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.
• Nostalgia (1983). Viernes 29 de octubre, 4:00 p.m., auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.
• El Espejo (1975). Sábado 30 de octubre, 4:00 p.m., auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.
En adición, quien hace las introducciones y debates de estas tres películas es Pablo Villa, director del largometraje manizaleño Gaseosa (2013), lo que es garantía de sobra para una ilustración acertada y sensible acerca del universo del realizador ruso.
*Periodista y Crítico de Cine.

10 actividades imperdibles de la FICMA 12

Escoger 10 actividades esenciales de la Feria Internacional de Cine de Manizales (FICMA) es tarea ardua. No porque haya poco de donde elegir, sino todo lo contrario: cada edición trae más eventos imprescindibles, lo que hace complicado quedarse solo con 10 de ellos.

Podrán comprobarlo si consultan la programación de la actual FICMA 12. Hay que agradecer a sus organizadores y programadores. Es evidente que están conectados a las realidades del cine local y mundial, las cuales tienen en esta Feria una pequeña cristalización para cualquier interesado en los nuevos autores y películas.

La vista también está puesta en el pasado, entendiendo que el panorama del buen cine se teje entre las obras consagradas por el tiempo (retrospectivas) y aquellas contemporáneas que por su calidad reclaman de nuestra atención. Especialmente el cine colombiano reciente, ninguneado por las carteleras comerciales, y que la Feria nos permite ver por estos días.

Una cita anual que sigue viva, pese a los embates de la pandemia y sus efectos en la cultura. La vida de la FICMA se abre paso, mejorando en curaduría e invitados. Aquí una selección de lo más destacado de la presente edición. No duden en asistir a estas actividades, probablemente sea la única oportunidad en mucho tiempo para tenerlas en Manizales:

  • Biabu Chupea: Un Grito en el Silencio (2021), documental de Priscila Padilla que narra la historia de Luz, una adolescente de la comunidad indígena Embera-Chamí. Lunes 25 de octubre, 5:00 p.m., auditorio Universidad Nacional.
  • Presentación del libro Los Cines por Venir, de Jerónimo Atehortúa, quien además presenta su cortometraje La Ruinas (2021). Miércoles 27 de octubre, 11:00 a.m., auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.
  • Charla: La Memoria Contra el Olvido, a cargo de la cineasta Daniela Abad. Jueves 28 de octubre, 11:00 a.m., auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.
  • Pirotecnia (2019), de Federico Atehortúa. El aclamado documental del cineasta colombiano, una indagación en el registro audiovisual de la violencia nacional desde un punto de vista íntimo e histórico. Miércoles 27 de octubre, 3:00 p.m., Teatro Los Fundadores.
  • Memoria (2021), de Apichatpong Weerasethakul, el largometraje rodado en Colombia y protagonizado por Tilda Swinton. Miércoles 27 de octubre, 7:30 p.m., Teatro Los Fundadores.
  • Los Conductos (2020), de Camilo Restrepo. La obra del director colombiano radicado en Francia, ganadora del premio a la mejor ópera prima del Festival de Cine de Berlín 2020. Jueves 28 de octubre, 3:00 p.m., Teatro Los Fundadores.
  • Desolvido (2020), cortometraje de Andrés Roa, y concierto Cuatro Flechas, de Edson Velandia. Jueves 28 de octubre, 7:30 p.m., Teatro Los Fundadores.
  • Conversatorio virtual: El Cinema Novo Brasileño. Los Rastros de una Memoria Obstinada. Participan Paula Gaitán, Pedro Adrián Zuluaga y Eryk Rocha. Viernes 29 de octubre, 11:00 a.m., por las redes sociales de la FICMA.
  • Exhibición de obras de realizadores locales y regionales. Una oportunidad para encontrarse con el cine manizaleño y caldense. Viernes 29 de octubre, 2:00 p.m., auditorio Olimpia del Teatro Los Fundadores.
  • Película de clausura: El Film Justifica los Medios (2021), de Juan Jacobo del Castillo. El retrato generacional de un grupo de cineastas que revolucionó el cine colombiano a finales de los 60. Viernes 30 de octubre, 7:30 p.m., auditorio Universidad Nacional.

*Periodista y Crítico de Cine.

Especial para Quehacer Cultural.

Una pantalla para el cine de culto

Judex (1963), del francés Georges Franju, película que integra la programación de la séptima temporada del Cineclub Estúpido. 

El Cineclub Estúpido está de vuelta, tras una pausa de casi tres años. Les dijimos que esto no iba más y henos aquí, así que nunca confíen en nuestra palabra. Reactivar este espacio dedicado al cine de culto (películas raras, básicamente) nos parece crucial. Más allá de un par de iniciativas siempre comprometidas, el cineclubismo hoy en Manizales está adormecido.

Lo hacemos no solo animados por recuperar una vitrina que difunda propuestas al margen de las carteleras comerciales (nos oponemos a que sean la única oferta), sino también por ser la cuota extraña de los pocos cineclubes de la ciudad, lo que procura una variedad de perfiles entre los espacios del cine alternativo.

En Manizales hay apuestas por el cine comercial y (en menor medida) por el de prestigio artístico, bien sea antiguo o reciente. Llegamos a este escenario,  conscientes de la pérdida de sitios valiosos, estimulados por diversificar la oferta con una pantalla semanal para el cine de culto, categoría incomprendida por espectadores promedio,  y desechada por especialistas que solo se rinden ante los hitos del cine.

El cine que amamos, descartado en mitad de estos dos frentes, se vuelve una franja intermedia, un punto de encuentro para aquel cinéfilo apasionado que no se casa con esta u otra sensibilidad, porque las transita en búsqueda de la calidad, indiferente de su procedencia, reconocimiento y estilo. Un cine que es una papa caliente; obras excéntricas, salvajes, viscerales, extrañas, impensables, desconcertantes, sorprendentes, sublimes.

Películas que le dan a este espectador aquello que desea: trabajos novedosos por su dimensión insólita, que rompen convenciones y expectativas, que se liberan sin atender a métodos y procedimientos, dispuestos a lidiar con los errores y aciertos que esta decisión conlleva. Una osadía que los vuelve platos exquisitos para ciertos paladares, de allí la etiqueta de culto, que refiere a un grupo pequeño de espectadores cuyas prácticas pueden ser tan similares como las de una secta.

Lo otro es la diversión, parte esencial del Cineclub. No olvidamos que este espacio es una fiesta, entre muchas cosas más. La oportunidad de pasarla bien y de exaltar el entretenimiento como una herramienta ignorada y despreciada de conocimiento, sin perder del radar la formación de público cinematográfico.

Bienvenidos a la séptima temporada del Cineclub Estúpido. Acompáñennos en este viaje por 13 películas, del 27 de febrero al 28 de mayo.

Programación

. Febrero 27.  One cut of the dead (2017).

. Marzo 5. Irma Vep (1996).

. Marzo 12.  El charro de las calaveras (1965).

. Marzo 19.  Belladonna of sadness (1973).

. Marzo 26.  Knife + heart (2018).

. Abril 2.  Judex (1963).

. Abril 16.  Four lions (2010).

. Abril 23.  Youth of the beast (1963).

. Abril 30.  The devil rides out (1968).

. Mayo 7.  Walkabout (1971).

. Mayo 14.  Seconds (1966).

. Mayo 21.  Valerie and her week of wonders (1970).

. Mayo 28,  Diamantino (2018).

* Jueves a las  6:30 p.m., en Jolly Roger (Avenida Santander No. 55-28, dentro de Amhara Café). Entrada libre.

*Periodista y crítico de cine.

 

Las diez películas más esperadas del año

En la foto:  Johnny Depp y Mark Rylance en una imagen de Waiting for the barbarians, la reciente película del colombiano Ciro Guerra.

Hacer una lista de las cintas más esperadas del año es una apuesta incierta. No hay garantías de que esas obras puedan marcar la diferencia, más allá de la calidad que representan los trabajos previos de sus directores.

Puede que de aquí a unos meses alguna película que no estaba en el radar se imponga como la revelación del año, que irrumpa de tal forma que dañe los planes sobre dónde estarían las buenas propuestas, algo muy saludable para el panorama del cine, dicho sea de paso. La otra posibilidad es decepcionarse con aquellas que tanta ilusión generaban.

Esto en un escenario en donde las películas provienen de fuentes diversas: grandes y pequeñas productoras de Hollywood, plataformas de streaming, latitudes apartadas de los focos de producción mayoritarios, con decididos propósitos comerciales o no.

Si antes el cinéfilo tenía controladas las vías por las que llegaba al cine, hoy no es tan sencillo. Se debe ser más atento, encender las alarmas, estar al tanto para hacerse una idea medianamente justa de lo que ocurre con el cine contemporáneo.

Tarea ardua, pero necesaria para no caer en el conformismo y la equivocación de que no hay vida más allá de las carteleras comerciales. Aquí una lista de 10 películas a las cuales seguirles la pista este 2020, clasificadas según mi grado de expectativa:

1. Luz, de Juan Diego Escobar Alzate

El año esperado para ver la ópera prima del cineasta manizaleño luego de su paso por festivales del mundo como Sitges, el más importante de cine de género. La obra, filmada en las inmediaciones de la capital de Caldas, es un western fantástico con toques de folk horror sobre una comunidad aislada en las montañas liderada por un predicador conocido como El Señor y a la que llega un supuesto mesías. Por confirmar fecha de estreno en Colombia.

2. Dune, de Denis Villeneuve

El director de Arrival (2016) adapta la monumental novela de ciencia ficción escrita por Frank Herbert, tarea en la que fracasaron tanto David Lynch como Alejandro Jodorowsky. Un elenco de lujo que incluye a Timothée Chalamet en el papel de Paul Atreides, protagonista del libro. Llegará a las salas en diciembre.

3. Memoria, de Apichatpong Weerasethakul

El cineasta tailandés, ganador de la Palma de Oro en Cannes por El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas (2010), rodó esta película en Colombia y que protagoniza Tilda Swinton. El realizador indicó que la obra abordará los miedos y la imaginación que suscitan la violencia colombiana. Aún sin fecha de estreno.

4. Waiting for the barbarians, de Ciro Guerra

El debut en inglés del colombiano es una adaptación de la novela homónima del nobel sudafricano J. M. Coetzee, quien escribe el guion. Un magistrado británico en una pequeña ciudad colonial cuestiona su lealtad al Imperio, mientras ignora una guerra inminente. Johnny Depp protagoniza esta cinta que pudo verse durante el pasado Festival de Cine de Venecia, pero que todavía no tiene fecha de estreno comercial. Robert Pattinson y Mark Rylance se suman al reparto.

5. First cow, de Kelly Reichardt

La directora de Wendy y Lucy (2008) se embarca en un relato de época sobre un cocinero y un inmigrante chino que sacan provecho económico al ordeño de la vaca de un terrateniente en el Salvaje Oeste. Se estrena en marzo en Estados Unidos, pendientes los lanzamientos en el resto del mundo. Produce A24.

6. Mank, de David Fincher

Herman J. Mankiewicz, coautor junto a Orson Welles del guion de Ciudadano Kane (1941), es el personaje al que
Fincher dedicará este biopic de Netflix protagonizado por Gary Oldman. Sin fecha de estreno confirmada.

7. Annette, de Léos Carax

Adam Driver y Marion Cotillard protagonizan este musical del artífice de Los amantes del Pont Neuf (1991). El cineasta francés no estrena una película desde Holy Motors (2012). ¿Se estrenará en Cannes?

8. Tenet, de Christopher Nolan

El proyecto más ambicioso de Nolan, como lo reconoció en una entrevista, tendrá de nuevo los ingredientes que el inglés domina como pocos: acción, espionaje, viajes en el tiempo y estructuras narrativas que rompen las convenciones. Estrena en julio.

9. Bergman island, de Mia Hansen-Løve

La directora de Edén (2014) nos propone el viaje de dos cineastas a Farö, isla sueca que inspiró al maestro del cine europeo Ingmar Bergman y en donde este ambientó varias de sus películas. Con actuaciones de Mia Wasikowska, Vicky Krieps y Anders Danielsen Lie. Todavía sin fecha de estreno confirmada.

10. Last night in Soho, de Edgar Wright

El cineasta británico regresa tras su película anterior, Baby driver (2017). Esta vez emprende un thriller psicológico del que solo se sabe estará ambientado en el Soho londinense. Fecha de estreno por confirmar.

*Periodista y Crítico de Cine.

Parásitos de toda clase

“La sirvienta se nos convirtió en la dueña de la casa”, dice Fernando Vallejo para ilustrar un deterioro en la relación de gobernantes y gobernados. La clase política colombiana, que se supone rendida a los anhelos de los ciudadanos, invirtió el trato entre las partes para declararse ama y señora, con la corrupción y el lucro como estandartes de esta trampa.

Palabras que Vallejo pronunció en un acto público, como se observa en el documental La desazón suprema (2003), de Luis Ospina. Casualmente, el escritor antioqueño da en el blanco de la indignación y el revuelo que marcan los destinos de Colombia y Latinoamérica en días recientes. Miles insisten en que la relación entre funcionarios y civiles debe dar un vuelco, retroceder a la esencia que establece dedicación al servicio de la sociedad.

Traigo a colación la frase de Vallejo, pues llegó a mi mente luego de ver Parásitos, el reciente largometraje del surcoreano Bong Joon-ho, ganador de la Palma de Oro del Festival de Cannes de este año.

Una obra que narra el plan de una familia pobre para que los empleados de una familia rica sean retirados de sus cargos y, de esta manera, los pobres consigan trabajo al reemplazarlos. Individuos obsesionados con el ascenso, con conquistar territorios sociales sin importar los medios empleados. No por nada, han sobrado las comparaciones entre Parásitos y El sirviente (1963), la obra capital de Joseph Losey, en la que un hombre dedicado a la servidumbre deviene en tirano gobernador de un hogar.

La afirmación de Vallejo resuena en la trama, gracias a la idea de relaciones cuyas naturalezas se alteran para fines mezquinos y ambiciosos.

Importante aclarar que lo cuestionable no es que la sirvienta se vuelva dueña de la casa, como si el problema fuera que ella no permanece en su sitio y se niega a rendir pleitesía al patrón. Más bien, el debate apunta a la manera reprochable en que se da el ascenso, como en Parásitos, algo a lo que apunta la frase de Vallejo sobre el dominio de la clase política del país.

Los motivos que electrizan las protestas resuenan aquí y allá. En la convulsa realidad, en expresiones artísticas que están a la altura del espíritu de los tiempos para proponer diálogos que sacuden consciencias, que revelan y rebelan.

Fenómenos de alzamiento que responden a una amalgama de detonantes y que desembocan en una causa primaria: la cara más siniestra del capitalismo, como lo denuncian Parásitos y las actuales reivindicaciones. No por nada, Bong Joon-ho explicó que la acogida de la película entre audiencias del mundo obedece a que “vivimos en el mismo país llamado capitalismo”.

Habría que pensar en este modelo económico como una fuerza imparable que se abre paso por cualquier grieta, pese a estar arrinconada en ocasiones. Un monstruo incontenible de la naturaleza que configura el entorno a su gusto, según la época.

No era lo mismo este sistema hace 30 años que hoy. De allí que el valor de Parásitos radique en una incisiva lectura del aquí y el ahora, nada mejor para entender en clave de ficción ciertas realidades acerca de la fabricación de identidades e imágenes. Falsificación, engaño, ocultamiento, apariencias. Síntomas del capitalismo y su vinculación a la era digital.

Como lo menciona Vallejo, hablamos de jerarquías, de clases por encima y por debajo de otras. Aun cuando parezcan separadas, aun cuando unas se resistan a convivir con otras, finalmente interactúan (sin remedio) por vínculos de autoridad, sumisión, dependencia y complicidad. Como los políticos y los ciudadanos, como los ricos y los pobres.

*Crítico de cine y periodista.

 

Juan Diego Escobar, el retador del cine de género

Caldas estará presente en el Festival de Cine Independiente de Bogotá (IndieBo), que se realizará del 16 al 26 de julio. Luz (2019),  escrita y dirigida por el manizaleño Juan Diego Escobar Alzate, será la cinta de clausura del evento, que acoge en su selección a esta película que se estrena en Colombia,  grabada en las inmediaciones del Hostal La Laguna, en Villamaría.

Consulte www.indiebo.co para conocer los precios de los paquetes. Esté atento a la programación.

Luz.

Manizales city (1925): documental. Helena (2008): drama. Gaseosa (2013): drama. Luz (2019): wéstern y fantasía. He ahí un repaso por los títulos y géneros correspondientes de los cuatro largometrajes realizados en Manizales por directores de la ciudad y de otras partes de Colombia.

De estas obras se tiene registro, pero aún se escuchan testimonios de actores y realizadores de antaño que aseguran haber rodado en la capital de Caldas y cuyos trabajos se perdieron ya sea inconclusos o culminados. Esperemos que algún día vean la luz y los recuperemos para beneficio de la memoria audiovisual caldense.

Quiero poner énfasis en el largometraje reciente, el de Juan Diego Escobar Alzate. “Nunca soñé con el Óscar, soñé con Sitges”, dijo el mes pasado en rueda de prensa del Festival de Cine de Sitges, el más importante del mundo de género y subgéneros, en donde su ópera prima, Luz, se exhibió en la sección principal.

Se trata de un sueño cumplido para el manizaleño, quien se declara un espectador compulsivo de este tipo de cine. No por nada, entre los objetos que decoran su habitación está un afiche de No profanar el sueño de los muertos (1974), la obra capital del español Jorge Grau sobre una epidemia zombi a las afueras de Manchester (Inglaterra). Sin olvidar las repisas y estanterías en su sala, repletas de películas en DVD y otros soportes. Una colección de cine de género que pondría los dientes largos a más de un fanático a estas películas.

La irrupción de Escobar Alzate traza una línea de exploración inédita para el cine local que se desmarca de una tendencia de los largometrajes previos, a pesar de tener aspectos en común que ya mencionaré. No para que sea algo mejor o peor, sino diferente, saludable para la producción de Caldas y que, contrario a sus predecesoras, está desinteresada en un registro fiel de la realidad, como en el documental de la década del 20 y en las dos obras de ficción posteriores.

Manizales city (1925), del antioqueño Félix R. Restrepo, es un retablo de imágenes, costumbres y personajes de la ciudad a comienzos del siglo XX. Helena (2008) y Gaseosa (2013), de Jaime César Espinosa y Pablo Villa, respectivamente, toman (por naturaleza) distancia del entorno real, a razón del terreno del que parten, la ficción.

Sin embargo, estas dos últimas son relatos que le indican al subconsciente del espectador que están más vinculadas a este mundo y no a otros regidos en gran parte por la imaginación como motor creativo y creador. Helena y Gaseosa descartan a la fantasía de sus sistemas y consolidan historias que, por la manera como están representadas ante la cámara, dan cuenta de un estilo que imita la apariencia y la naturaleza de los hechos en el mundo real.

En cambio, Escobar Alzate toma otro camino: el del cine de género y subgéneros, asociado históricamente a la línea de producción más comercial de Hollywood, a la que le resulta indiferente emprender proyectos con estilos que se asemejen por su apariencia a la vida real. “El cine no es un trozo de vida, sino un trozo de pastel”, decía Alfred Hitchcock, principio al que se acogen los blockbusters para ofrecer películas tan disfrutables (unas, otras no) como una rebanada de torta a la que pretenden sacar mucho dinero.

Lo curioso es que Escobar Alzate tiene poco que ver con lo anterior, a pesar de elegir un territorio de géneros colonizado por Hollywood. Que nadie espere de Luz un intrépido y crispetero wéstern, más bien se topará con un viaje desafiante, anticomplaciente, polémico y que cuestiona asuntos como la fe, el amor, la hermandad y la muerte. No es una cinta para toda la familia, de eso no hay duda, mucho menos un proyecto que busque dar gusto al servicio de la recaudación.

Esa voluntad artística es el orden rector de Luz y se impone a lo demás, incluso a los géneros. Es aquí como, sorpresivamente, la película se emparenta con las intenciones de Helena y de Gaseosa: trabajos que desechan al espectáculo (como lo entiende la línea de producción más comercial del cine industrial) de sus propósitos.

Esperamos que Luz tenga pronto distribuidor en Colombia para que todos puedan verla, incluido los espectadores de Manizales.

*Crítico de cine y Periodista.

Reír para no llorar

La retrospectiva Hitchcock/Kubrick: Clásicos para Obsesivos Compulsivos de Cine Colombia vuelve este 9 de julio. Dr. Strangelove (1964), el séptimo largometraje de Stanley Kubrick, inaugurará la segunda parte del ciclo, dedicada al director neoyorkino. 

En 22/11/63, novela de ciencia ficción firmada por Stephen King, un profesor de secundaria, Jake Epping, viaja desde 2011 a 1958 con una importante misión: frustrar el asesinato de John F. Kennedy. Transcurre la época del rockabilly, la fiebre del tupé y la bonanza de la posguerra, así como de la amenaza nuclear de la Guerra Fría y el sentimiento anticomunista.

Epping, desconocedor de la historia, corrobora ‘in situ’ el alcance de la situación política estadounidense de finales de los 50 y reconoce: “Había cometido la estupidez de dar por supuesto que la gente iba a vivir la crisis de los misiles de Cuba como cualquier otro incidente internacional pasajero, porque cuando yo estudiaba no era más que otro cruce de nombres y fechas que debía memorizar para el siguiente parcial. Así es como se ven las cosas desde el futuro. Para la gente del valle (el oscuro valle) del presente tienen otro aspecto”[i].

Quienes se sientan familiarizados con las palabras de Epping sepan que la repercusión del momento era tal que hasta el cine tomó precauciones al abordar el tema, en aras de no levantar alguna polvareda. Fue así como Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, séptimo largometraje de Stanley Kubrick, una afilada sátira política inspirada en el libro Red Alert, de Peter George, se estrenaba al público el 29 de enero de 1964 con una declaración al inicio de su metraje. Advertía que nada de lo narrado estaba en riesgo de suceder, merced del férreo compromiso de las fuerzas militares de Estados Unidos por evitarlo.

El argumento de la película gira en torno al desesperado intento de líderes políticos y militares estadounidenses (reunidos en la ya legendaria sala de guerra) por interrumpir un ataque nuclear ordenado por un maníaco general gringo contra varios objetivos militares rusos, que de suceder pondría en jaque cualquier forma de vida sobre la faz de la Tierra.

Kubrick alertó que su historia no era más que un producto de la imaginación, que no podría tener lugar en los márgenes de lo real. Invitaba a no tomarse en serio la película y se curaba en salud para sortear cualquier revuelo social e intento de censura. Recordemos que el cineasta venía bastante disgustado: varios momentos de su cinta anterior, Lolita (1962), fueron víctimas de la tijera de los censores, lo cual lo llevó a asegurar que habría preferido no hacerla, como recoge el documental Stanley Kubrick: A life in Pictures (2001).

Sin embargo, la aclaración del director ha adquirido con el paso del tiempo la forma de una brillante coartada. En lo que parecía ser una comedia bélica indiferente e inofensiva se agazapaba una crónica descarada de su tiempo, tan contundente y más perdurable que otras películas de aquel año que se aproximaron al tema desde una óptica naturalista como Punto Límite, de Sidney Lumet, y Siete días de mayo, de John Frankenheimer.

El resultado: una histriónica parábola acerca de los hilos del poder en tiempos de tensión, mediada por la megalomanía e inconsciencia de los dirigentes de una nación al afrontar decisiones de trascendencia social, tomadas siempre en detrimento de cualquier principio ético o sentido de la responsabilidad. Una historia sin mira de sutilezas que confronta a la sensatez e insensatez con personajes que se debaten en hacer lo mejor para su país desde puntos de vista peculiares (unos más cuerdos que otros) para así invitar al espectador a que la única forma de sobrellevar el absurdo de aquellos días era reír para no llorar.

El llamado a la subestimación hecho por Kubrick se basaba en la poca correspondencia que tenían los hechos de la película, en teoría, con lo sucedido, más allá de que la narración tomara como punto de partida la crisis de los misiles. ¿Quién podía creerse a un general que encontraba en la fluorización del agua un motivo para atacar a los rusos o la ineptitud de la cual hacían gala sus protagonistas? ¡Hablamos de los líderes de Estados Unidos, por Dios!, lo que hizo que muchos se sintieran aludidos por la “mala imagen” que se ofrecía de estos, mientras que otros no se la tomaron a pecho al considerarla un fruto de la caricatura y la tergiversación.

No obstante, treinta años después de su estreno, Paul Lashmar, escritor y documentalista, se tomó el trabajo de investigar aspectos de la cinta por dos años. Vaya sorpresa se llevó al hablar con varios antiguos diputados estadounidenses, quienes admitieron que Thomas S. Power, general de las fuerzas aéreas durante la Guerra Fría, se comportaba de manera psicótica, algo que lo emparentaba (contra el pronóstico de los incrédulos) con un personaje de la película: el lunático general Jack Ripper (Sterling Hayden).

“Este fue el hombre que realmente tuvo el dedo en el gatillo nuclear durante muchos años. Kubrick capturó ese mundo de destrucción y locura con la mezcla de investigación y sátira precisa”[ii], reconoce Lashmar. Dicen que los grandes cineastas de Hollywood logran expresarse libremente, a pesar de las imposiciones del sistema. Kubrick fue uno de ellos.

—————————————

Notas:

[1] Stephen King, 22/11/63, Barcelona, Plaza & Janés Editores, 2012, p. 535.

[1]  “Dr. Strangelove and the Cold War Context”, sitio web: University of the Arts London, disponible en: http://newsevents.arts.ac.uk/40230/dr-strangelove-and-the-cold-war-context/

*Crítico de cine.