Una invitación a la denuncia para renacer desde zonas dolorosas

Grupo: COLECTIVO ARTÍSTICO EL GIRO – UNIVERSIDAD DE CALDAS. Obra: EL CLAN DE LA CICATRIZ

La puesta en escena es una iniciativa de docentes de la Universidad de Caldas con amplia trayectoria en el campo de la creación artística, Liliana Hurtado como creadora escénica con especialización en dramaturgia y Claudia Leguizamón formada en la danza como directora y coreógrafa. En el campo académico las docentes han tenido preocupación por la temática del acoso sexual a la mujer en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana e institucional. Sin embargo, hasta este momento reúnen sus intereses y preocupaciones y realizan una experiencia estética que es bienvenida y necesaria los diferentes espacios de la vida social.

“El clan de la cicatriz” es una propuesta de presentación porque sobre el escenario están Claudia y Liliana, se encuentran en una especie de “Spa” o lugar de autocuidado y relajación donde prometen hablarnos íntimamente, desde la-auto referencia y el testimonio directo hacen sus confesiones personales. Digamos que, a pesar de que están allí las actrices, lo que vemos es teatro, pues los espectadores estamos frente a una composición estética, una dramaturgia y el lugar del acontecimiento es un escenario. El objetivo de la obra, también es necesario decirlo, alude directamente a los secretos vergonzosos a los que se somete la mujer desde su propia psique y desde su accionar en medio de una sociedad patriarcal.

La propuesta dramatúrgica es muy fresca y sencilla, es una conversación muy agradable, con visos cómicos, aunque en la realidad es una tragedia. Y aquí aparece un elemento de gran importancia: la necesidad de hablar y ser escuchado; a partir de esta técnica milenaria, los secretos y las intimidades salen a flote y se alivia el alma; es un acto performativo que pretende sanar, que invita a la denuncia para renacer desde aquellas zonas dolorosas, salir fortalecidas y con un nuevo halito vital. Y a pesar de que hay ciertos señalamientos, particularmente a los hombres, la confrontación es tímida, no cae en extremos y esto es importante para los espectadores.

La obra es hecha desde la perspectiva femenina, es la voz de las mujeres, y desde conversaciones muy propias se crea un espacio poético, metafórico para expresar un conflicto crudo y agresivo de gran trascendencia en la vida de las mujeres, hoy y siempre. Sin embargo, lo que nos proponen de entrada estas dos artistas se queda a mitad de camino, puede ser por estrategia dramatúrgica, y como sucede en la realidad, ellas tampoco van hasta el fondo de sus secretos, no llegan hasta los límites de la intimidad; tal vez por la imposibilidad del lenguaje no acceden hasta ciertas zonas vedadas, se quedan en la apariencia, en el símbolo, pues la realidad ataca de manera virulenta. La posibilidad del arte está en la sanación, la catarsis y la denuncia como arma política, usada por los grandes maestros del teatro y del arte en general.

Fotos Festival Internacional de Teatro.

*Docente Universidad de Caldas.

 

Teatro que duele

Grupo: LA CONGREGACIÓN TEATRO. Obra: ROJO

Rojo es la experiencia del teatro que duele, quizá el concepto de entretenimiento no vale para esta pieza, descarnada, desnuda, realista y en algunos momentos hasta morbosa. Un espectador sensible o con “síndrome de pánico”, podría salir corriendo a pedir auxilio. Confieso que personalmente sentí ganas de vomitar y de salir corriendo o por lo menos quitar la mirada del escenario y repetirme a mí mismo que estaba viendo teatro y que no era para tanto. Creo que ver Rojo es una aventura de alto riesgo (eso es Colombia), incluso de salud mental, pues podría funcionar como una terapia de choque para alguien que todavía piense que Colombia es el país más feliz del planeta.

La Congregación Teatro parece indagar en formas muy simples y primarias de hacer teatro, incluso muy parecidas en forma y contenido a las del teatro político de los años 70`s en Colombia, es lo más parecido a un teatro panfletario, eso sí, sin consignas: narraciones en coros, personajes tipo, escenario vacío, vestuario y escenografía elemental y muy contrastada e incluso la dramaturgia es elemental y casi con un interés educativo, sin mucha metáfora o lenguaje poético, no, más bien directo, simple y conciso, a tal extremo que pareciera un teatro de principiantes, comunitario o de estudiantes de bachillerato. Sin embargo, ese lenguaje sencillo se cualifica y adquiere coherencia narrativa, muy ágil en la estrategia comunicativa; es demasiado claro el conflicto, los intereses de la guerra en cualquier pueblo, barrio o casa. Nunca se menciona a Colombia, pero todas las características elementales y simples que se enuncian dirigen la mirada a una sola parte: la realidad de la cotidianidad nuestra. Lo paradójico es que lo que era prohibido en los años 70`s ahora lo financia el gobierno.

En todos los fenómenos de la violencia con que nos hemos familiarizado tal vez haya una referencia a Bojayá, municipio del Chocó, o por lo menos a la masacre en una iglesia cuando unos niños hacían la primera comunión y es absolutamente incomodo, doloroso y catastrófico moralmente. El vestido se convierte en símbolo de la guerra, este es esperado con la inocencia infantil y es teñido de sangre, para entrar en las tramas de la venganza, luego de la violación, todo llevado a un extremo de muerte y desolación. Parece que la esperanza está absolutamente perdida, según la propia fabula de la obra, la historia del barrio que se divide en dos bando; no existe la más mínima posibilidad de paz, reconciliación, nada puede contra la muerte, ni las instituciones del estado, ni las civiles, ni las internacionales. El país a que se refiere “Rojo” está absolutamente derrotado. No aplaudí finalmente la puesta en escena, quedé derrotado.

Esta representación teatral se sufre porque finalmente todos terminan hablando desde la muerte misma, solo pudieron volver a encontrarse en la fosa común, solo ahí pueden reunirse de nuevo. Todo, producto del mafioso de la avioneta que viene ofreciendo regalos para que voten por él: un zapato regala antes y al ganar ofrece el segundo par y allí está la trampa, nunca llega y es entonces cuando se desata la guerra en la búsqueda de completar el par. Al final la escena está plagada de zapatos que denotan la ausencia de sus dueños y este macrosímbolo de violencia, de ausencia y desolación adquiere fuerza  en otras puestas en escena traídas al Festival.

Según el director de la obra, ésta nació en indagaciones en los pueblos del Pacifico, pero tal vez ese interés genético del colombiano por la guerra, por la corrupción, por la trampa, su falta de memoria e identidad con principios morales, es una faceta que antes que ponernos frente a la derrota y el determinismo del asesino por naturaleza, debería llevarnos a otros estadios de reflexión profunda y antropológica sobre la historia que nos condena, pues seguramente puede estar ahí la posibilidad de comprender y superar.

Fotos Festival Internacional de Teatro.

*Docente Universidad de Caldas

 

Cuerpos que buscan ser abono y florecer como generaciones de esperanza

Grupo: L`EXPLOSE. Obra: LA MIRADA DEL AVESTRUZ

Este es un grupo icónico en la historia del Festival, por su trayectoria internacional y por el tipo de propuesta que siempre trae al evento. “La mirada del avestruz” es la metáfora que recoge el grupo para expresar un mundo de violencia, desarraigo, desplazamiento. Los cuerpos de los bailarines, sus coreografías, transitan por todos esos momentos de dolor que son el pan de cada día de los colombianos, sobre todo en las regiones donde la guerra se ha recrudecido, pero también en las ciudades, en los cordones de miseria y discriminación que vive el país.

Según el Maestro Fernando Ovalle, la danza contemporánea no se refiere a la aplicación de una técnica específica, sino que se apoya en muchas técnicas, es el cuerpo del bailarín explorando muy diversas posibilidades expresivas, indagando en los límites para descubrir la poética que transita entre el concepto, la vivencia y la reflexión, su pregunta fundamental es por el tiempo, por lo que nos afecta en tiempo real o sea por lo que sucede en el aquí y ahora. Desde esta perspectiva, la danza a partir de una dramaturgia, abre sentidos, invita a la interpretación a partir de muy diversos elementos que entran a la escena y contribuyen a resignificarlos desde la propuesta.

“La mirada del avestruz” es una puesta a partir de 8 bailarines: 4 hombres y 4 mujeres, 8 sillas, una mesa, mucha tierra negra sobre el escenario y poncheras con agua. Las coreografías son muy recurrentes, pues el juego y la dramaticidad de su danza busca la repetición como un acto poético para afectar al espectador, son acciones que en sí mismas buscan conmover, meterse en sus fibras, provocar emociones verdaderas. Poco a poco la tierra va tiñendo los cuerpos de los bailarines, ellos toman su color, tal vez buscando ser abono y florecer como generaciones de esperanza.

Este espectáculo de danza contemporánea busca explorar el concepto de la violencia, pero no desde la historia o la fábula narrada como haría el teatro convencional, sino desde la imagen poética, desde la metáfora del movimiento, por eso allí aparece la voz, pero lo importante no es qué dice, sino cómo lo dice, porque está silenciada, amordazada. El acto final se presenta como un escenario plagado de zapatos, así se simboliza  la ausencia, faltan los seres arrebatados por la violencia; en el centro la oración de una bailarina que gira como un sol en una ceremonia sufí.

De esta manera la danza hace parte de la realidad de un país desangrado por la violencia, obvio, los lenguajes no son tan claros como puede expresarlo un discurso ideológico, pues la polisemia y la ambivalencia de la imagen poética podría inducirnos a hacer lecturas muy alejadas de las del concepto que parte la dramaturgia. Allí el espectador hace uso de su libertad interpretativa.

Fotos Festival Internacional de Teatro

*Docente Universidad de Caldas

 

Una comedia con su buena dosis de absurdo

Grupo: PETRA.  Obra: EL INTERROGATORIO

“Todo lo que pasa en un país, puede caber en esta mansión”, en la mansión Gualteros. Ella es una actriz de cine mudo que habla hasta por los codos y él un comisario que viene a entrevistarla porque  a su casa vinieron de visita personajes que luego desaparecieron: dos integrantes de circo, una empleada y un habitante de calle. Es la primera vez que Fabio y Marcela, por asuntos de la pandemia, deciden trabajar juntos, él es el dramaturgo y Fabio el comisario, ella es la primera actriz, coprotagonista y la histriónica muy falsa verdadera actriz, parlanchina y tramadora.

Desde la primera fila en el teatro de la Universidad Nacional un miércoles de Festival a las 9:00 p.m. se hace evidente que estamos ante una farsa: dice la verdad Fabio o miente el comisario. Porque la verdad es que el primero que llega con todas las credenciales de interrogador, termina siendo el criado que hacía del personaje del comisario. El espectador es engañado de entrada, pues cuando empieza a creerle al personaje y le pone las esposas a la actriz porque la ha arrinconado y obligado a confesar, entonces se descubre el perverso plan: es solo un juego para engañar a los espectadores. Allí no hay personajes de verdad, en el sentido dramático, es decir, con una psicología, una historia de vida, etc., sino más bien unos personajes del absurdo, hechos de simbología pura y nada más.

Pero la mansión Gualteros, analógicamente podría ser como lo que le pasa a “Polombia”, donde los desaparecidos no aparecen o si aparecen se inventan culpables, donde se matan personas inocentes y se les pone uniformes de guerrilleros, donde la verdad se dice como si fuera una mentira y las mentiras se dicen con tono presidencial. Es la mansión Gualteros o la casa de Nariño, un sofisma de distracción, donde consideran “La comisión de la verdad” la mayor enemiga de los padres de la patria. La actriz de cine mudo o el actor principal del reality nacional están confundidos entre lo que es la mentira y verdad, sin embargo, poco importa eso cuando los muertos se esconden tras una cortina de humo… los amigos de la paz.

“El interrogatorio” es una farsa, digamos comedia con su buena dosis de absurdo, pues Marcela en su bipolaridad dramática puede inducirnos al llanto o arrancarnos una risotada en el lapso de un segundo, y Fabio un actor más bien pusilánime, plano, estático, tiene el complemento ideal, por ello tal vez lo quieren más las cámaras que los escenarios. Pero vale reconocer la estrategia dramatúrgica en la que el comisario, perdón Fabio, es muy dinámico y puede expresar su bipolaridad literaria. Lo que, si nos enseña Petra, y por eso es tan querida por el gran público colombiano, es que no podemos dormirnos como espectadores, que hay que estar despiertos, porque al final de la pieza podemos enterarnos que todo era una ficción y que los personajes en los que creíamos realmente eran otros y que todo es una vana ilusión, nada es de confiar, y que la vida como la realidad nacional es puro teatro.

Fotos Festival Internacional de Teatro.

*Docente Universidad de Caldas

 

La intérprete musical que salva la obra

Obra: PECADOS CAPITALISTAS. Grupo: SALA VERDI

Lo que pudo observarse en el Teatro Los Fundadores el día martes 28 de septiembre a las 7:00 p.m., fue un espectáculo nada convencional, pues el escenario aparece desnudo con unas sillas donde se sientan un político regional conocido, una periodista del Eje Cafetero, un guitarrista y una cantante, representantes del grupo de Uruguay. Y lo que vemos es una entrevista, tal y como la muestra cualquier medio nacional o local, con una diferencia que acompaña la conversación: con cierta periodicidad y con acentuada intencionalidad, la cantante interpreta canciones con ironía, que se las dedica al político, y en ciertos momentos, incluso, con tono burlesco y crítico.

El acto escénico-político se abre con el tango Cambalache, una clara alusión a la caótica y desvergonzada realidad que vive el mundo, entre otras cosas, por responsabilidad de los políticos. Entre los pecados capitalistas: la soberbia, la lujuria, la avaricia, la ira, la gula, la envidia y la pereza, se selecciona para la conversación la ira. En previas averiguaciones se reconoció que el personaje en mención era tildado por sus conocidos como “cascarrabias”, y él aceptó que, en virtud de sus convicciones, cuando estas iban en contra de sus principios, le producía rabia.

La entrevista es puesta sobre el escenario, y aunque periodista y político se asumen en sus verdaderos y reales roles, los espectadores extrañan la situación, pues además de la cantante que con cada tema arroja indirectas melódicas, la conversación adquiere cierto carácter de representación, pues los políticos siempre están actuando una verdad, independientemente de que correspondan con la realidad o no, y la periodista prepara sus preguntas con una intencionalidad y sabe que lo hace para un público: utiliza un tono, un lenguaje y pretende sacar un provecho informativo. Cuando la entrevista se hace sobre un escenario como Los Fundadores, y en el contexto del Festival Internacional de Teatro, nunca se pierde el carácter de espectador pues el espacio, el momento y la música le dan un carácter performativo al evento y permite resignificar el dialogo, hasta cierto punto…

Sin embargo, creo que es sobrevalorada la directora Marianella Morena, y, a pesar de los 50 premios que ha ganado en el mundo entero, el marketing que la antecede y los circuitos que la contratan, por lo menos en esta función, es muy limitado lo que se alcanza. El político logra imponer su retórica como si estuviera en RCN o Caracol, el tema de la ira es apenas mencionado y desaparece su “Pecado capitalista”; lo que si permanece es la intérprete musical que salva  la obra; de resto, la “Coalición de la esperanza” salió muy bien librada. Un político tan experimentado como Guido Echeverry no se va a exponer en un escenario como Los Fundadores sin obtener réditos políticos.

Sin temor a exagerar, creo que como siempre los políticos se benefician y sacan partido del arte y la cultura, pueden exponer sus tesis sin que ninguna performance afecte su discurso. Tal vez si quién entrevista es un actor o actriz que puedan enredar alguna lógica discursiva, haya alguna posibilidad. Este experimento me parece interesante pero poco trascendente, pues lo que quedó para el público fueron los argumentos ideológicos, las canciones llenas de ironía y el asombro de los espectadores de que esto se pueda considerar un espectáculo teatral y no sea una estrategia “facilista” más de lo que se da en llamar arte posmoderno.

*Docente Universidad de Caldas.

Fotos Festival Internacional de Teatro.

 

Una experiencia estética de gran riesgo

Obra: EN EL ESPECTRO VISIBLE. Grupo TEATRO MATACANDELAS-COMÚN Y CORRIENTE

En esta puesta en escena El Matacandelas viene asociado con dos agrupaciones más: Corporación Común y Corriente y Gordos Project. Como es característico, el grupo se confirma en su experimentación permanente, en su insobornable falta de estilo, en su permanente sorpresa a los espectadores, su fino sentido del humor y cierta desfachatez formal en el sentido de una violación permanente de la ortodoxia teatral: no hay personajes convencionales, situaciones, conflictos ni progresividad en las escenas, no hay fábula ni coherencia dramatúrgica. No es un teatro dramático en el sentido formal de la expresión clásica. Este montaje, particularmente, se presenta como un teatro de variedades con breves actos de diferentes registros.

La obra presenta distintos temas abordados por un “personaje” central que parece ser el eje coordinador de todo el entramado: genera ambientes, reproduce sonidos y simula un maestro de ceremonia. Paralelamente, se presentan a través de un video entrevistas callejeras sobre aspectos religiosos, inmigrantes venezolanos, divagaciones poéticas entre mujeres, también se muestran discusiones filosóficas e históricas fragmentarias. Son una serie de pequeños cuadros que a veces parecen estar conectados y otras no, en intervalos se ve y escucha un grupo musical muy bien equipado instrumentalmente y dos cantantes tropicales, además de un títere vergonzosamente autosuficiente que expone un galimatías que induce a la risa, no dice nada, pero es muy cómico.

Por momentos la obra parece tratar temas muy serios, pero de pronto, al mejor estilo Matacandelas, aparece una gran estructura estética para revelar alguna trivialidad, un pito fallido, algún gesto desproporcionado, o simplemente un actor revela la triquiñuela de su compañero para secundarlo en un efecto sonoro. De esta manera, el Matacandelas siempre es un desafío al sentido estético, filosófico o de la realidad; ellos hacen y deshacen significados, como en una playa hacen castillos de arena y soplan para que el viento los deshaga, crean la ilusión y se burlan de ella, se mofan de sí mismos y de los espectadores y eso sí, lo hacen muy seriamente: mamarle gallo al púbico, pero uno se siente honrado de estar en la sala y hacer parte del experimento fallido.

Según plantean los matacandelos, el papel del artista no es revelar el misterio sino abordarlo, sin dogmas, sin certezas estéticas y alimentadas por las maravillosas dudas. Para quienes hemos seguido el grupo en estos 42 años, en sus 55 montajes, podemos dar fe de la potencia creativa que los ha acompañado, comprometidos hasta el “tuétano” con el arte teatral en sus muy diversos lenguajes que lo complementan, pero siempre sobre un escenario, haciendo performance con la música, con los muñecos, con la narración, con el estatismo, con las atmosferas, con la literatura, con la dramaturgia.

Ver el Matacandelas es una experiencia estética de gran riesgo. Si llega el público es a reírse de sí mismo, de la vida y de las formalidades de la condición humana, tal vez ha logrado encontrar en la antioqueñidad un sentido universal a partir de sus autores más representativos, no solo los propios, todos vistos desde una poética que explora el alma humana para extrañarla, para ver su absurdo y tal vez el misterio insondable e incomprensible se revela como una ilusión.

*Docente Universidad de Caldas.

Fotos Festival Internacional de Teatro.

 

Para lo que puede servir la economía naranja

Obra: HISTORIA DE UNA OVEJA. Grupo: TEATRO COLÓN DE BOGOTÁ-PETRA

Fabio Rubiano encontró la fórmula del éxito, actor, director, dramaturgo, y su compañera Marcela Valencia, no el mejor actor y actriz, pero si los más conocidos y celebrados por la farándula y el teatro capitalino. Es mejor dramaturgo que director y a leguas mejor director que intérprete, pero todo se le perdona, porque el ingrediente de ser famoso en la pantalla es el condimento ideal para nuestros parroquianos espectadores que ya lo idealizaron. Fabio y Marcela han tenido un afortunado paso por los novelones de la noche y sin duda, se ganaron un reconocimiento merecido.

Petra es un grupo identificado con una estética propia, original, puño y letra de Rubiano, un poco efectista, light si se quiere, pero con toques de humor, tragedia y crítica, que pueden ser los ingredientes de un éxito creciente, parecido a lo que suscitaba el Teatro Nacional y la finadita Fanny Mikey.  Tal vez el único grupo en Colombia que se da el caché de vender toda la boletería para una temporada y ser invitado de honor en algunos festivales, por lo menos en Latinoamérica; seguramente tienen esos toques necesarios: fama, humor, dramaticidad, éxito garantizado. Los hombres  y grupos de éxito son perseguidos por el gran público, que parece desarrollar un olfato especial y obsesivo para ello.

“Historia de una oveja”, según el programa editado por el Festival Internacional de Teatro de Manizales, narra la historia del desplazamiento forzado que deben vivir los habitantes de la vereda de Santo José, tragedia narrada fundamentalmente desde la oveja, que permite distanciar tanto el conflicto de la obra, que demasiado lejos no se reconoce nuestro entorno local, pareciera no suceder en Colombia o no tener relación con nosotros. No hay realismo, si un buen nivel de metáfora que confunde un poco el tema: no se compromete con nada ni con nadie; hay cierta universalidad en la mirada, la problemática colombiana se aborda como un tema internacional. El humor no tiene ironía política y más bien se trata de malentendidos, problemas de términos, doble sentido o chistes, casi siempre flojos, que en el argot popular se denomina “malos”. Además, no es nada verosímil la aparición de un egipcio, transita (peruana o boliviana) y una oveja de paseo, desplazadas por el sistema (???) y un jefe paramilitar enamorado de la paisana, cristiano y muy decente.

Rubiano hace muchos personajes, cambios muy fáciles, rápidos y poco profesionales, se ve un poco perdido, pero eso no le importa. Pareciera un poco ligero el paseo de la oveja, intentando tal vez reproducir un formato de éxito, donde se le quiere dar gusto a todos, a los críticos del sistema y a los patrocinadores, pues son montajes millonarios, como debería ser. Ojalá la economía naranja de nuestro Duque, de la que disfruta Rubiano, llegara a todos los artistas desplazados del país.

El tema de la obra si puede llegar a ser muy escabroso, a veces tiene un poco de humor negro, por ciertos relatos de masacres, desparecidos, desalojados, pero todo eso carece de contexto, podría ser en cualquier lugar del mundo y más con el personaje del egipcio; buena temática para circular por festivales y agotar boletería. Además la oveja parlanchina  se encarga de desviar cualquier posible referencia a la institucionalidad colombiana, que enhorabuena financia la puesta en escena. Obvio, con el patrocinio del teatro Colon de Bogotá, la posición tiene que ser más “neutra”; y no podemos exigirle a un artista y a un grupo que renuncie a beneficios económicos por posiciones políticas, eso lo saben muy bien en Bogotá algunos grupos.

“Historia de una oveja” pareciera una segunda versión de “Labio de Liebre”, sin embargo, esta obra es plana y mucho más aburrida; al final la ovación, como un comité de aplausos concertado, más pareciera un homenaje a la fama adquirida y difundida por todos los medios, que un reconocimiento a la oveja paseadora.

*Docente Universidad de Caldas.

Fotos Festival Internacional de Teatro.

 

 

Fábula y arte, didáctica y lúdica

Obra: PINOCHO. Grupo: TROPA TEATRO

El grupo Tropa Teatro es uno de los más sobresalientes del occidente colombiano. Todos los integrantes son músicos y tienen mucha versatilidad en el manejo de diversos lenguajes, habilidades que demuestran poniendo en escena una versión del clásico infantil, en la que hacen gala de un estilo muy particular: vestuario, escenografía, elementos plásticos coloridos y vistosos, manejo de muñecos y una adaptación dramatúrgica muy fluida, concisa y de alta lúdica poética. Esta tropa tiene la mejor influencia de los grandes maestros del teatro contemporáneo, no solo colombianos sino latinoamericanos.

Pinocho es la más bella metáfora escrita sobre el desarrollo humano. Su autor es Carlo Collodi, quien la publica en 1882, inicialmente en un periódico italiano. Traducida a innumerables idiomas y dialectos, se han hecho múltiples versiones, películas entre muchos otros formatos educativos y artísticos. Es la historia de un títere cuya madre es el bosque y el padre un carpintero llamado Yepeto, un viejo solitario que anhela intensamente un hijo. El títere es de madera y su conciencia es Pepito Grillo, su voz interior que le ayudará a superar las peripecias de la vida. Pinocho tendrá que aprender de sus errores y mentiras para que el Hada madrina lo pueda convertir en un niño de verdad; logrará su cometido si puede superar todas las pruebas, además de no olvidar el afecto por su padre.

Pinocho es una obra al desnudo, no tiene trasescena, no esconde el entramado. Cuando entran los espectadores todo el vestuario de la compañía está visible y mientras se acomodan, los intérpretes calientan la voz, estiran músculos, se concentran y toda la preparatoria resulta una verdadera experiencia para los niños asistentes, pues de esta manera entran a la intimidad de los camerinos y saben qué es lo que pasa antes de que los personajes salgan a escena. Así como Pinocho es un personaje inocente que nos muestra toda su vulnerabilidad, así los artistas también muestran toda su verdad; las máscaras están al descubierto, así también la manipulación de los muñecos y las escenas minimalistas que reducen de tamaño su expresión poética.

Es una bella experiencia estética poder disfrutar de una joya literaria convertida en teatro y acompañada de muchos niños que quieren advertir a Pinocho de lo que no debe hacer. Pero, irremediablemente, el personaje tiene que aprender por sí mismo y sentir en su propia nariz cada que niega la evidencia de un acto. Los niños gritan y se emocionan cuando la lúdica de un muñeco-actor les enseña algo que ya saben y con lo cual tendrán que lidiar toda su vida: aprender del error, de la frustración y de la experiencia. Tal vez Pinocho entre todas las obras literarias universales tiene la simbiosis de dos grandes componentes: fabula y arte, didáctica y lúdica; los niños y los adultos gozamos y aprendemos del misterio implícito en la herencia del arte universal.

Fotos Festival Internacional de Teatro de Manizales.

*Docente Universidad de Caldas

 

La tragedia de la masculinidad

Obra HOMBRE FLOR. Grupo ANDROMEDA 3.0.

La obra tiene una dirección general y dramaturgia de Daniel Ariza Gómez, apoyada por una investigadora principal, Isabel Hernández Madrid y el coinvestigador Luis Loaiza Zuluaga. Este es un proyecto de investigación creación: “Ayax, el hombre. Visibilizarían de las violencias basadas en genero experimentadas por los varones”. Colabora en este trabajo la Corporación cultural  “A cantaros danza” y es ejecutado por la Universidad de Caldas en diferentes instancias académicas y grupos de investigación.

“Hombre flor” pone sobre el tapete una temática invisibilizada y normalizada en la sociedad como es la violencia sufrida por los hombres en términos de suicidios, guerra, homicidios y maltrato, verificado por las estadísticas y confirmado por la dinámica social diaria. Según la investigación social que sustenta este trabajo artístico transdisciplinar, las múltiples violencias esconden una vulneración al ser masculino, sometidos desde la tierna infancia, obligados a ser machos, a superar su capacidad y resistencia hasta límites insospechados. Ser hombre es una condición que no le permite  expresar sus límites sin vergüenza y reivindicar sus falencias en condiciones objetivas.

Andrómeda 3.0. es un colectivo artístico caracterizado desde sus inicios  por la integración de muy diversas disciplinas, instituciones, formas artísticas y enfoques. Esta puesta en escena aborda la violencia de género haciendo uso de videos de proyección para la presentación audiovisual, su soporte es una pantalla en donde observamos diferentes formas lumínicas, se crean ambientes de recuerdos familiares, juegos de imágenes, sonido,  música incidental, en una propuesta audaz que busca integrar las nuevas tecnologías a la expresión artística.

Los lenguajes analógicos del arte le permiten al grupo salir de la ideologización o único punto de vista, que es lo recurrente en este tipo de casos; esta problemática de tipo social es vista con los ojos de la creación estética, por lo tanto el Hombre flor se constituye en la metáfora de una existencia bella, pasajera y frágil, que está lejos de ser paradigma del soldado que se para derecho, recto, estoico y para el cual la “Lucha libre” pareciera ser su único campo de entrenamiento. El hombre flor va a la intimidad del ser masculino a descubrir sus colores, su miedo, su lado femenino y universal.

El hombre visto a través del lente del arte y con apoyo en las Ciencias Sociales, tiene que ser captado de otra manera, con posibilidades de denunciar un destino preestablecido y miserable, condenado por las estadísticas y la tradición cultural. En este sentido y de manera contundente, “Hombre flor” nos permite de manera novedosa y nunca antes vista, entender la tragedia de la masculinidad, avizorada por los griegos desde Ayax, el héroe suicida que no soporta su propio fracaso y prefiere acabar con su vida antes de enfrentarlo.  El suicida hoy como en todos los tiempos, se enfrenta a sí mismo en la soledad de un paradigma impuesto socialmente, es una lucha intima en la que vence una mirada externa, un desequilibrio nefasto que se cierne sobre la masculinidad y su necesidad de compensación en la muerte.

*Docente Universidad de Caldas.

 

 

 

Siete dramas al borde del abismo

Su autora, la actriz, directora y dramaturga Liliana Hurtado Sáenz, es docente del departamento de Artes Escénicas de la Universidad de Caldas desde la creación del programa en el año 2002. Tiene una importante trayectoria como creadora escénica. Fue integrante del grupo de teatro Quimera de Bogotá y está vinculada desde los inicios de su carrera con los grandes maestros del teatro colombiano, bebió de sus fuentes.

La maestra Liliana ha estado desde su juventud dedicada al teatro, como creadora y profesora; sus últimos años los ha dedicado a especializarse en la dramaturgia, sin abandonar las otras expresiones creativas del arte escénico. Es directora de “Teatro Inverso”, grupo profesional constituido por docentes de la Universidad de Caldas, en el cual ha desarrollado de manera privilegiada el lenguaje de la dramaturgia, no solo como escritura sino en el campo mismo de la puesta en escena como hecho performatico.

La creación dramática, en general en Colombia, no es una línea profesional muy prolífica, pues son escritores vinculados a los grupos, casi siempre los directores, quienes más allá de la escritura, ejercen como creadores muy completos, con la capacidad de concebir universos dramáticos y llevarlos hasta las últimas consecuencias. La figura actual es la de dramaturgo, director y actor; algunas veces desempeñan todos los roles, cerrando un circuito que no solo es expresión de la contemporaneidad sino que se expresa como necesidad de la creación misma en su génesis.

Liliana Hurtado entra en el modelo de la artista total pues ha desempeñado todos los roles en la creación teatral, y su libro “Siete dramas al borde del abismo” es una especie de síntesis de su último capítulo como creadora escénica. Hay en él creaciones individuales y creaciones colectivas nacidas en el trabajo realizado con “Teatro Inverso”.

La dramaturgia nacida de la creación colectiva es quizá más compleja que la individual, o por lo menos requiere un proceso distinto en su producción.

En la creación colectiva, en general, la dramaturgia es lo último que se escribe, pues se privilegia la puesta en escena y el texto final es como una especie de resultante después de un largo proceso de depuración y de evolución del hecho poético.

La dramaturgia individual, obviamente, sí nace de un creador escénico, como es el caso de Liliana. Se origina en los lenguajes propios del teatro. Leer estos siete dramas es ver el teatro puesto en escena, es el lenguaje como verbo activo, es el drama expresado en la acción que progresa, y que, convertido en tragedia, nos trae a la escena la historia común de violencia desatada sobre las realidades latinoamericanas.

“Siete dramas al borde del abismoes un libro de obras de teatro. Pero no solo es literatura, hay detrás de este lenguaje, para la escena, un redescubrimiento de nuestra realidad social y política. Esta obra no es escrita para hacer demostración de cualidades literarias, talento para la descripción o expresión de sensiblerías románticas. El libro devela una realidad oculta que los medios de comunicación apenas muestran en su superficie: desentrañan sus páginas el horror de la violencia social y política enraizada e institucionalizada en un país como Colombia,  en su historia pasada y actual.

De sastres y costuras… de lirios y crisantemos, Abadon y la caravana del exterminio, nacen en procesos colectivos, corresponden a un concepto manejado en el Nuevo teatro de Posdramaturgia, en el cual los paradigmas del teatro convencional son rotos y emergen otros conceptos y otras prácticas en la creación teatral. Las puestas en escena, de las dos obras mencionadas, ya fueron conocidas con antelación bajo la dirección colectiva de Liliana Hurtado; ahora,  y con posteridad a la puesta, son elaborados los textos dramatúrgicos.

De sastres y costuras… de lirios y crisantemos… refiere desastres naturales y sociales ocurridos en Colombia en los últimos años. En el centro de la anécdota está la erupción del Nevado del Ruiz y su nefasta influencia sobre Armero, pero hay referencias permanentes a otros episodios de la vida nacional.

Abadón y la caravana del exterminio es otro trabajo colectivo, de los pocos, si no el único, que refiere el extermino de los líderes, entre ellos lo miembros de la UP. Es una propuesta carnavalesca, donde aparecen diferentes personajes de acción festiva; juegan, cantan y bailan mientras vaticinan la tragedia. La propuesta es para teatro no convencional y literariamente es muy rico en metáforas e imágenes sugerentes y altamente poéticas.

En relación con la dramaturgia individual: Vistazo doméstico o de puertas para adentro.  Ladrillo portante de celda circular. Su hálito en mis huesos. Cuando flotamos en la profundidad de la ausencia. Tríptico único con instrucciones mínimas. Son textos nacidos al fragor de los talleres de dramaturgia dirigidos por Liliana Hurtado; encontramos también allí  la estrategia del trabajo colectivo, el reconocimiento del otro, la necesidad de dejarse influir e influir en los otros, como posibilidad de crear en comunidad, de construir historias y fábulas atravesadas por la misma realidad, pero definidas por poéticas muy personales como resultado de la subjetividad y las condiciones particulares de creación.

Vistazo doméstico o de puertas para adentro. Obra referida al tema del abuso sexual, donde se relata la intimidad de puertas adentro, de un tema tabú, doloroso y fuertemente arraigado en costumbres nefastas y muy difundidas en nuestra cultura. Aquí la metáfora, el personaje tipo y la espacialidad recurrente, forman el mosaico perfecto para la composición escénica.

Ladrillo ortante de celda circular. Pieza relativa a los falsos positivos, donde el símbolo poético hace gala a través del macro símbolo del ladrillo. Es la cruel metáfora de la esperanza y el despojo: la casa, el patio, los perros, el caballo, todo expresa la tragedia en boca de las madres, testigos y enunciantes del dolor.

Su hálito en mis huesos: Encuentro allí una metáfora sencilla y elemental, pero profunda sobre los famosos y publicitados falsos positivos. Leer el texto es traer de nuevo a la conciencia un fenómeno de violencia infringido por el estado, con todas las connotaciones del horror y la tragedia social.

Cuando flotamos en la profundidad de la ausencia: Aquí el lenguaje ritualiza la tragedia de todas las masacres. El texto contiene información documental que refiere hechos de la realidad concreta, sin embargo, se siente allí el dolor de todas las masacres, el horror de la guerra y la voz de las víctimas, el silencio de los victimarios.

Tríptico único con instrucciones mínimas. Texto escrito en clave. Homenaje a la cultura mexicana, muy sentido y tratando de penetrar en sus misterios. Sin embargo, se entiende que las tres historias del relato son una misma y podrían ser, tal vez, la misma historia.

“Siete dramas al borde del abismo” es en síntesis una obra dramatúrgica consolidada, madurada por el tiempo y el trabajo pertinaz. Los textos presentados por Liliana Hurtado son expresión de la permanencia, de un trabajo constante, serio y aplicado, que deja adivinar en sus líneas el compromiso con la creación, su visión estética, pero también una ética y, como estructura general del trabajo, una responsabilidad histórica como necesidad de insertarse en el presente, dilucidarlo y dar su propia versión desde la creación dramatúrgica, fuertemente ligada a la puesta en escena.

La obra nos instala en una poética ya reconocida y desarrollada por la autora, donde se expresa su estilo, una semántica inconfundible atravesada por el dolor, el desarraigo, la metáfora profunda e incisiva en la memoria, pero también el lenguaje directo, realista, donde las cosas se llaman por su nombre; la historia y la realidad entran a ocupar el lugar que les corresponde en la ficción.

Libro editado por la editorial La Esfinge de Bogotá. 2019. Ilustrado por Carlos Miguel Rincón Jaramillo.

*Docente Universidad de Caldas

LA TESIS. Otras formas y medios de hacer teatro

 “La Tesis” creación de Teatro Inverso, grupo profesional constituido por docentes del departamento de Artes escénicas de la Universidad de Caldas.

Es una puesta en escena muy particular, pues se realiza al interior de un grupo de creadores teatrales, pero a su vez responde a unas necesidades de tipo académico, al constituirse en un trabajo de grado de la Maestría en Artes de la Universidad de Caldas.

El Teatro Inverso lleva 9 años en una labor destacada de creación de obras de teatro, en las cuales expresa una mirada a la violencia en Colombia en algunos de sus variados y perversos aspectos: El desplazamiento forzado, la violencia política y de género, los desastres naturales, entre otros. Está constituido por jóvenes creadores y veteranos investigadores, quienes han logrado importantes propuestas que han girado ya por diferentes países latinoamericanos.

“La Tesis” es una obra producto de una investigación dirigida y escrita por Juan Camilo Molina, quien se hace algunas preguntas venidas del arte y la historia. Combina aspectos históricos con posiciones críticas e irónicas que desde el humor generan un ambiente narrativo muy agradable, con cierto componente didáctico de la historia, pero en general recreando puntos de vista propios de época, y dejando al final un panorama abierto de preguntas sobre la posición del artista en la creación-investigación y en la confusión posmoderna de los conceptos de arte, en su expresión sin fronteras, en la imposibilidad del consenso y en la dramática apertura de sus definiciones.

La obra reconoce e introduce importantes e inevitables debates sobre aspectos históricos, estéticos y propios de la forma teatral. Se expresa en la puesta una narrativa escueta e ingenua, pero con fuerza y frescura, pues indaga en otras formas y medios de hacer teatro, en una confrontación abierta con la academia, con la razón y en una imbricación conflictiva entre términos como creación-investigación-academia. Es la obra un intento de confrontar su propio discurso, creado desde una razón que se resiste al concepto, que no encuentra su definición única. “La Tesis” se despliega interpretando la historia, penetrando en su misterio, abriéndose a los diversos conceptos; finalmente las teorías no dan cuenta del arte, pueden circundar en torno a él, aproximarse o alejarse, reconocerlo y diferenciarlo, pero nunca comprenderlo de manera definitiva.

El director de “La Tesis” hace de su obra la tesis de grado, asunto polémico desde la perspectiva académica, en la cual, los postulados de tipo teórico y de fundamentación, expresada en la argumentación de tipo racional, ha sido el carácter tradicional. Plantea de entrada la polémica entre la obra como investigación y la investigación académica referida al arte.

La propuesta se estructura en un recorrido por la historia del arte: refiere un poco la polémica de Platón con los poetas, la evangelización cristiana, el Renacimiento y las posteriores crisis entre la filosofía, la poesía y la ideología de los artistas. Está dividida en cuadros y cada uno de ellos toma épocas diferentes, por medio de los cuales se muestran algunos lugares comunes de la historia; de manera muy divertida se cuenta, a través de imágenes, la manera como las artes plásticas, a partir de las pinturas de los grandes artistas, dejaron demarcada la historia desde sus creaciones.

“La Tesis” es una puesta en escena arriesgada que toma como material dramatúrgico la historia del arte y genera un juego satírico, fresco, novedoso y propositivo de caminos poco explorados en la escena local.

En varios aspectos la propuesta escénica, expresa capacidad de riesgo: en primera instancia para un estudiante de maestría que pretenda que su obra sea la tesis, representa un gran salto en lo que académicamente se ha considerado, pues se supone que ésta es ante todo escritura, documentación y sistematización. Es un hito,  un antecedente importante que el director y dramaturgo de una puesta en escena, incluido en ella como actor, considere es el trabajo para graduarse como magister. Es importante señalar que “La Tesis” como investigación tuvo la importante asesoría del doctor en Filosofía, el profesor Adolfo León Grisales, autoridad en asuntos de estética y filosofía en general.

Así mismo la estrategia misma de creación dramatúrgica, pues en el mejor sentido del metateatro, un director contrata a un grupo de actores para representar la obra, y en los intermedios exponer algunos conflictos salariales y otros que incluso aluden a la realidad misma de la tesis y de los compromisos académicos del equipo de producción.

En conclusión, “La Tesis” representa un conflicto latente entre la creación y la academia, la creación y la investigación, además enfrenta los desarrollos teóricos y la práctica misma de la puesta en escena. Detrás de una obra siempre están los conceptos, se incluye de alguna manera en una concepción estética y el artista no puede escapar a la racionalidad y el pensamiento. Sin embargo, la obra de arte trasciende el concepto, lo supera, pues ningún estudio puede estar por encima de ella, es decir, explicarla de manera satisfactoria o dar cuenta de manera completa de su significado. La obra de arte siempre está generando nuevos sentidos y la estética, como filosofía del arte, siempre estará detrás de ellos tratando de explicarlos o de armonizarlos con algún estudio preexistente.

*Profesor Universidad de Caldas