Tres obras en un festival internacional universitario de teatro

XVIII Festival Internacional de Teatro Universitario. Universidad de Caldas.

Obra: Set. Universidad de Caldas.

Con la dirección del profesor Daniel Ariza, esta propuesta corresponde al curso de Montaje y es pensada como un “viaje” a través del cual se van sintiendo diferentes atmósferas y situaciones. Es un recorrido analógico a los “sets” de televisión, la sensorialidad que puede encantar, abrumar o sorprender los sentidos. Fueron influidos por: el Atlas Mnemosyne de Warburg, el montaje de atracciones (choque psicológico) de Eisenstein y la idea de Rizoma de Deleuze y Guattari, conceptos que guiaron las exploraciones y búsquedas. Es una fusión de artes escénicas y audiovisuales, creando una experiencia sensorial rizomatica y variable para el espectador.

El Maestro Daniel es un investigador que desde la academia ha desarrollado un trabajo muy interesante a partir de las nuevas tecnologías, los lenguajes digitales, las escenografías audiovisuales y diferentes componentes de la virtualidad en el teatro. Academia y arte se nutren en esta experiencia por la gran posibilidad del trabajo investigativo que sale de los formatos y los modelos básicos que son, a veces, lo que se da en llamar arte. Un creador artista, que no investiga se dedica a imitar formas, hace lo que cree que sabe hacer y gira como un corcho en un remolino. Las formas solo son transgredidas por las teorías y el pensamiento.

“Set”, es teatro “no convencional” aunque se represente sobre un escenario, porque el espectador es reunido en una sala con todos los componentes para un ritual de tipo místico, para “llamar” un espíritu de alguien que está en el más allá. Pero después se cubren los ojos y viene un cumulo de estímulos auditivos, atmósferas ajetreadas de viajes en chiva, que traen a la memoria la cotidianidad del transporte público; al quitarse la venda nos encontramos en un lugar de rumba nocturna, con cantante a bordo y parejas de baile a disposición y de la nada aparece un grupo de bandoleros pidiendo identificación. Luego hay un encuentro entre personas que han perdido seres queridos o que están desaparecidos, hay lecturas y consejos como si fuera una “Hermandad”; al final hay un número de payasos y se ingiere un pedazo de bocadillo.

En general uno va al teatro y no le pasa nada, en “Set” pasan muchas cosas, entre ellas una experiencia exquisita con una bailarina de Flamenco, Ángela Salinas, quien interpreta un pasacalle (passacaglia) del siglo XVI de Andrea Falconiero. Luego del baile mira a cada uno de los espectadores a los ojos y todos nos dimos cuenta que sabían que estábamos allí. Esta es una experiencia de los sentidos que le permite al espectador sentir más allá del mero campo visual, pues todo lo que pasa está muy cerca, se huele, se toca, se saborea y casi desaparece el espectador, vuelve el concepto originario de ritual donde todos participan del acontecimiento. Entre el que entra y el que sale hay una gran diferencia: sensibilidad.

Obra: La Orgía. Creación Colectiva. Corporación Cazaretazos.

Esta es una obra escrita por Enrique Buenaventura director del TEC de Cali, y es la segunda  representada en este Festival con influencia del TEC después de “De verdades y mentiras”, puesta en escena por el Instituto de Bellas Artes de Cali.

Esta experiencia saca el texto de la escena convencional y lo lleva a espacios de la calle y es un gran reto para una pieza concebida inicialmente para un espacio “a la Italiana”. La historia es muy interesante porque a partir de mendigos y una matrona se representa la sociedad colombiana en fuerzas como la iglesia, los militares y el gobierno: todos en función de unas migajas o sobras que hay en una olla y que todos quieren robar al menor descuido de la cuidadora. Es un teatro cómico, hiperrealista si quiere, absurdo y estrafalario por las pintas y la voracidad de los personajes que son inmisericordes a la hora de luchar por sus intereses personales, en lenguaje sociológico son lumpen, es decir personas sin moral y sin posibilidades en una sociedad capitalista.

Cazaretazos, un grupo constituido hace años y con desarrollos muy importantes en la ciudad de Manizales, ha tenido gran preocupación por la comedia y por un el teatro popular o cercano a las comunidades. La Orgía es un trabajo que intenta acercar públicos al teatro a través de lenguajes lúdicos, cómicos y que promueven un espíritu crítico como sociedad. Hay momentos de la obra con pasajes operáticos o por lo menos con coros y música en vivo que muestran la versatilidad y la gran formación de actores y actrices del grupo.

Gran experiencia para los espectadores con una obra del teatro clásico colombiano, que en su momento fue ícono de la dramaturgia y la escena nacional.

Obra: Corales de la memoria. Iben Nagel Rasmusse y Sofia Monsalve.

Son dos mujeres pertenecientes al Odín Teatret, mas una violinista, quienes presentan un trabajo en progresión que realizan a partir de “Edipo” de Sófocles.

Se inicia con la lectura del argumento de la obra dramática; Iben hace unas representaciones no ilustrativas de la lectura, acciones contenidas, alta simbología a nivel corporal y escénica. Algunos textos son emitidos en diferentes idiomas distintos al español. Ella intenta viajar entre fantasmas de personajes que al parecer ya ha representado en obras producidas en épocas pasadas por el Odín y en ello puede constituir la importancia de la experiencia, ver una actriz icónica de este grupo y de obras que jamás se vieron por estos lares en años pasados. No es un teatro convencional en el sentido dramático, sino que apela a otras memorias, a otros lenguajes que quizá están instalados en niveles más profundos de la conciencia y que por algún fenómeno especial de percepción son recordados y sentidos desde una conexión que apela a la energía y a la luz que en esencia somos los seres humanos.

Finalmente, y al terminar la representación, las mujeres salen preguntando sobre las opciones de representar a Edipo o ir tras los fantasmas de los personajes del pasado. Entre el público la amable recomendación fue que fuera tras los fantasmas de sus personajes porque la anécdota de Edipo ya era conocida y reconocida en el medio.

* Crítico de teatro.

Polifonía coreográfica creada desde la diversidad

55 FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE MANIZALES
CRÍTICA TEATRAL
Obra: Varón en Polifonía
Coreografías de la diversidad
Grupo: Pasos Juntos y Compañías

Esta obra es el resultado de una beca del Programa Nacional de Estímulos de Min-Cultura en la categoría de creación para coreógrafos o grupos de larga trayectoria. Ganarse la beca es un logro importante para el colectivo, la Universidad de Caldas y la región que impacta. El director del proyecto es José Fernando Ovalle, docente de la Universidad de Caldas, quien inicio la investigación autobiográfica en el 2006 con la obra “Él” y luego en 2016 se da continuidad con la obra “El viaje de él”. En el 2023 se convoca a académicos y actores independientes de la danza para ampliar la reflexión y los discursos. Son 7 hombres y dos mujeres en escena en los que resuenan las poéticas del cuerpo.

Elementos como la tierra, símbolo de siembra en acto de amor y vida, el Oso como hombre padre, el huevo que reafirma la paternidad y recursos como los colores, las canecas, los bananos, refuerzan aspectos ligados a la diversidad y una masculinidad grandilocuente e idealizada. Varón en Polifonía destaca la tensión entre tradición y contemporaneidad, transversaliza técnicas de la danza tradicional afrocolombiana con la danza contemporánea, partiendo de la memoria de los cuerpos poéticos, de los cuerpos archivos. La obra fusiona atmosferas electrónicas, paisajes sonoros, dinamizando de esta manera el folclor musical afrocolombiano. La música es en vivo.

La obra le da la voz a las masculinidades que reflexiona en tiempo presente, donde los discursos de genero tienen gran relevancia, cuestionando la tradición en relación con los constructos de ser hombre y ser mujer. La obra es una polifonía coreográfica creada desde la diversidad para recrear la vida como escenario de sanación y reconciliación, presentando al varón que siembra para renacer en múltiples colores. El proyecto coreográfico problematiza discursos que giran alrededor de la masculinidad, observando afectaciones y cicatrices que condicionan el comportamiento, pero también las maneras de inmersión e interacción en la sociedad.

Detrás del proyecto Varón en Polifonía hay una indagación y una reflexión de larga data, desde prácticas artísticas en muchos campos de la danza, además de investigaciones teóricas al respecto. La propuesta dancística con todos los recursos que pone sobre el escenario, hace gala de mucha fuerza expresiva, de cierto tono trágico, pero a la vez liberador y sanador de la herida que por tradición el varón asume en silencio y que aquí se expone en toda su vulnerabilidad, la hace explicita y por lo tanto encuentra vías de comprensión y armonización a través de la metáfora escénica.

Varón en Polifonía significa la posibilidad de expresarse en la diversidad que realmente es, y no en la estandarización a la que culturalmente es sometido, aquí se niega la uniformidad y se confirma la polifonía en el cuerpo, en el ser y en la vida.

Crítico Teatral.

La Muerte festiva. Fascinación

55 FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE MANIZALES
CRITICA TEATRAL

Obra: Lautaro
Grupo: Pantolocos

Lautaro es el espectáculo completo: Música, coreografía, actuación, gestualidad maximalista, dramatismo poético, fiesta, muerte, vida. La técnica utilizada que salta a la vista para los expertos es el Mimo Corporal Dramático, creada por Decroux, actor e investigador francés. La maestría demostrada por el elenco supera todas las dificultades que presenta el teatro Los Fundadores como escenario que por la distancia y los problemas técnicos de sonido, a veces la proyección no se logra de manera adecuada. Los Pantolocos llenan el espacio, no solo con presencia física, sino con una energía coordinada y dirigida con éxito a enganchar la percepción del espectador.

Lautaro es teatro físico, de un protagonista cuya voz no se escucha, no es importante porque lo que vale es su estrato social, el rol asignado para vivir y para morir. Lautaro está muerto en vida y lo que veremos será esa metáfora, la cual se convierte en una serie de sucesos delirantes donde la locura lo lleva a vivir de manera solemne su propia fiesta fúnebre. Todos lo persiguen como aves carroñeras, van detrás del condenado intentando conseguir su firma para quedarse con sus bienes, lo acosan de manera inmisericorde y se aprovechan de su marginalidad y silencio. La fábula es muy elemental y se comprende perfectamente a través del lenguaje de los cuerpos que de manera generosa amplifican cada acción, que es coreografiada y se toma milimétricamente todos los rincones del escenario.

La obra es Teatro Físico en el que el cuerpo transmite emociones y sensaciones. Es un espectáculo donde el suspenso siempre está presente y aunque no está muy claro lo que puede pasar, se espera la próxima acción para sorprenderse, pues el juego, la dramaticidad, la lúdica siempre crean ambientes poéticos de una alta sugerencia. El teatro surte su efecto total, los cuerpos siempre están en actitud plástica, con posturas que dicen, con lenguajes que cuentan una historia, que proponen un sentido, una línea de lectura, una empatía constante. La escenografía y los decorados son mínimos, aunque otros factores externos al intérprete como el maquillaje, la máscara y la iluminación contribuyen a una excelente caracterización.

La ambientación musical también es muy importante, clave para el espectáculo. En momentos de alta densidad dramática se escucha la Ópera de Carmina Burana y otras solemnes piezas de música clásica que ambientan las coreografías y generan atmosferas propicias para los rituales propuestos desde el escenario. También aparece el personaje de la muerte, una voluptuosa mujer de rojo, que llega con el poder de la intimidación y torturando con chistes malos. Es una muerte festiva, que finalmente depone su peligrosidad para que el protagonista recupere su voz y cambie el ordenamiento de la historia. Es una obra basada en la expresión física de alto virtuosismo, es un trabajo muy honesto en el que actores y actrices lo dan todo sobre el escenario, haciendo gala de una gracia y un dominio técnico que inspira mucho respeto, pero, sobre todo admiración por el gran disfrute que dispensan y por hacer un regalo visual, tan significativo y tan necesario en los
tiempos que corren, donde la muerte hecha metáfora puede convertirse en la aliada y tal vez incluso podamos reírnos de ella.

* Crítico Teatral.

Foto Lina Castaño.

Regia Colectivo presenta soluciones de tipo escénico que generan gran sorpresa

55 FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE MANIZALES
CRITICA TEATRAL

Obra: ¿Quién es Margarita León?
(Colombia un país inviable)
Grupo: Regia Colectivo

Una historia más de violencia política en Colombia, teniendo en cuenta que el Teatro ha sido lugar de testimonio desde hace muchos años, donde se ha documentado este horror humano. Siempre lo ha hecho el teatro desde los Panfletos de los años 70`s, hasta historias refinadísimas con ópera incluida y otras tantas formas clásicas del arte comercial. Nunca podrá el teatro escapar a la historia contada desde trágicos sucesos como los que son tan frecuentes en Colombia. La historia de Margarita tiene que ver con el magnicidio de la UP, pero particularmente sobre la relación de una madre y una hija de 7 años vestida de Fiesta, ella se queda esperándola en la banca de un parque mientras se encuentra con su padre en una notaría.

¿Quien es Margarita León? es una obra con un fuerte componente documental, su estructura tiene contexto, refiere una época y circunstancias propias de casi todos los asesinados en uno de los exterminios planeados en el país del Sagrado Corazón. Lo que pasa es que esta obra tiene un fuerte componente terapéutico y dramático, se exime de hacer propaganda política, no es ideologizada y los datos precisos pertenecen más al itinerario, pero que en cierto sentido juegan como ficción sin serlo. No hay efectos, no hay decoración y el alma de la fábula es tan simple y sencilla que la empatía es perfecta con el público. La historia es minimalista, sin personajes de carácter, solo un poco de iluminación y unas acciones precisas que juegan a la manera de dramaturgia, atmosfera de gran conmoción, alta sensibilidad y sobre todo se arma un rompecabezas que todos los colombianos tenemos sobe ese tipo de asesinatos de una “sombra maléfica” que siempre ha operado en el país y sigue operando con la protección de los grandes poderes económicos y políticos heredados de gobiernos pasados.

Es una puesta en escena de una sencillez y elementalidad, que cuando menos piensa el espectador está completamente atrapado. Son historias con visos de noticia, no manipuladas, bien contadas, con un tono trágico, poético, triste, incluso nostálgico. Una de las narradoras empieza a contar la historia y en un segundo de sinceridad confiesa que el personaje del que está hablando es ella y ha llegado al país de Canadá a investigar por qué mataron a su madre y quién es su padre, de quien no tiene ninguna noticia. El asesinato de Margarita, sigue el prototipo de todos los miembros del partido político en mención, realizados por miembros del estado o con ayuda de ellos, lo que les ha permitido una impunidad de un alto porcentaje. Por ello uno de los personajes expresa: ¡Colombia es un país inviable¡ Lo fue en esa época y lo sigue siendo.

Regia Colectivo presenta unas soluciones de tipo escénico que nos genera una gran sorpresa. Al llegar a la sala hay un grupo de personas sobre el escenario y parecería que van a dar una conferencia, de entrada no hay ninguna ritualidad teatral: salir o entrar de escena, vestuarios, maquillaje, imposturas de personajes que se transforman o pretenden mostrar identidades con
carácter. Así muy lentamente termina completamente atrapado el espectador, quien de soslayo regala una lagrima ante la conmovedora historia de una niña que a los 7 años vestida de fiesta se queda esperando a su madre en una banca del parque mientras un agente protegido por el estado sega su vida y la de miles de personas más.

* Crítico teatral.

Fotos Andrés C. Valencia.

Decrépitos tiene todos los vicios y las virtudes heredados de la “Creación Colectiva”

55 FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE MANIZALES

Obra: Decrépitos
Grupo: Los Chicos Del Jardín

Decrépito según el diccionario de la lengua española es una persona que está en decadencia y que tiene disminuidas sus facultades físicas y mentales a causa de su avanzada edad. Y el nombre de la obra nos da una idea de lo que veremos como puesta en escena de Los Chicos del Jardín. Por la publicidad uno se imagina un poco de viejos achacosos por quienes se puede sentir fastidio, pesar, conmiseración, amor, odio o risa burlona como la que provocan los viejos sordos popularizados por “Sábados felices” y con los que se divierte a pierna suelta el pueblo colombiano. O también podría ser una denuncia desde la mirada sociológica sobre el maltrato al que son sometidos en los ancianatos y lugares públicos donde se cuidan viejos que por ley natural van hacia la decrepitud.

Realmente Los Chicos del Jardín nos muestran una comedia divertida, con visos trágicos, llena de lugares comunes, donde se representa el “personaje tipo”, la vieja con alzhéimer, la mitomanía, incluido el viejo con su peculiar manera de gozarlo todo; se divierten con malicia, ironía, además con ciertos “gags” y ademanes, que en general es la demostración del talento y el histrionismo de los integrantes del grupo. Decrépitos tiene todos los vicios y las virtudes heredados de la “Creación Colectiva”. La unidad del texto a veces se resquebraja, hay acciones, conductas aisladas que no responden a la unidad de la obra, pero también hay una espontaneidad permanente de creatividad que fluye y dinamiza mucho la escena.

Decrépitos es una obra que no es muy sólida desde el punto de vista de la Fábula, en ciertos momentos pierde verosimilitud, no se le cree a los personajes y las situaciones. Sin embargo, pareciera que la riqueza de la obra está en las caracterizaciones individuales y seguramente puede constituirse en exitosa para un público amante del teatro festivo, pues hay mucha gracia en esa decrepitud, que no alcanza a producir lástima, tristeza o dolor, se ve a la legua que son personas jóvenes con mucha energía.

La obra permite deducir que hay una investigación detrás, que observaron la población objeto y tal vez se basaron más en los aspectos externos, en el lenguaje y formas físicas expresivas. La metafísica del viejo o del decrépito pudiera llevarlos por otros senderos de investigación como el grotesco o la caricatura, sin embargo es un logro manifiesto la línea de trabajo definida.

Lo realmente importante en el trabajo de Los Chicos del Jardín es la frescura de sus propuestas escénicas, la juventud y organización en muy diversos campos de la producción y la investigación teatral. La exploración teatral en Manizales es diversa y lleva ritmos muy particulares. Desde la academia y el pensamiento teatral, se esperaría mayores riesgos desde el punto de vista estético, que se incursionara en poéticas y lenguajes con mayor compromiso, y antes que minimizar formatos o simplificar los argumentos o la fábulas, asumir mayores retos, alimentarse teóricamente, afrontar búsquedas mayúsculas en la creación y producción. Pero eso resulta muy fácil decirlo desde afuera y como observadores, cuando sabemos que los grupos están en lucha por la sobrevivencia y se comprende que a veces lo urgente no permite hacer lo importante y que nuestro proceso tiene algunas limitaciones.

* Crítico teatral.

Fotografía Andrés C. Valencia.

Una continua improvisación de personajes en un mundo del absurdo

55 FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE MANIZALES

Obra: Una Banda Sonora (Caricatura de la guerra)
Grupo: Teatro Petra

Es realmente impactante la primera impresión que se tiene de la escenografía puesta sobre el escenario, es una gran promesa que pronto se derrumba, cuando aparecen los personajes absolutamente silenciados por la música, las explosiones y otros efectos sonoros. Estos s eres medio absurdos son prisioneros de la decoración, bella imagen poco funcional en un ambiente post apocalíptico permanente, anquilosado, detenido, que no se resuelve en ningún sentido.

Es una banda sonora y una banda visual que alude a la guerra y unos personajes en el conflicto no resuelto de quedarse o irse de la casa. Se alude a personas desaparecidas y otras tragedias comunes en la realidad social colombiana. La palabra como estructura de dialogo y pensamiento no aparece, es el riesgo dramatúrgico que corre un autor cuya fortaleza es la palabra y al parecer fracasa en el intento o por lo menos se queda a mitad de camino.

Un espectador va a teatro con el interés de saber que pasa en el escenario. En la visual se observa un carro Renault 4, un bebe que llora, una mujer que no quiere abandonar su casa, polvo que cae del techo, animales mitológicos y cabezas que pretender psicologìzar la escena, sin un objetivo muy claro. Se escuchan explosiones cada tanto y muchos llamados al desalojo. Un personaje que llega del exterior, da órdenes, pero tampoco resuelve ni desencadena nada. Cada acción que se agrega no influye en la situación general, parece una continua improvisación de personajes en un mundo del absurdo.

Una Banda Sonora tiene énfasis en el Teatro Físico, en la dramaturgia del cuerpo, en la simultaneidad de los signos. Generalmente el teatro que prescinde de la palabra tiene otros elementos narrativos, que permiten una lectura elemental y básica, pero hay guías para el espectador, para atraparlo, seducirlo y que no pierda la expectativa sobre la historia que está tratando de poner sobre la escena. (Los jóvenes ven el celular, los mayores se duermen).

Desde el punto de vista de la acción no pasa nada en la obra, hay mucha actividad, es cierto, movimiento de los personajes, pero no hay un antecedente y un consecuente, un principio y un final que permita que una historia coherente o una fábula se desarrollen en el sentido convencional del teatro dramático. Obvio que lo que sucede es intencional, Rubiano no es un dramaturgo ingenuo, él sabe lo que está haciendo, (eso creemos) ¡¡Un experimento interesante!! un poco aburrido, pero sigue siendo nuestro héroe.

En esta Banda no hay una línea de pensamiento o una línea narrativa que le permita al espectador entender cuál es el dilema moral al que se enfrentan, si son personajes conscientes o marionetas en situación de alienación, si tienen una posición política, religiosa, o no les importa lo que les pasa. Así sea ficción el teatro convoca personas que tienen un interés como espectadores, que van al teatro esperando percibir, sentir, pensar; esta obra lo logra, porque tal vez lo que no pasa allí tampoco pasa en la realidad.

En una banda sonora podría haber suspenso, pero en esta no, no hay expectativa por lo que pueda pasar, porque el protagonismo está en los efectos y estos no tienen historia; el futuro no importa, puede ser o no ser, es irrelevante y una próxima explosión hace parte de la rutina diaria. Una Banda Sonora es muy explosiva, visualmente es bonita, hay efectos dramáticos instantáneos que se diluyen en el próximo segundo. Es ese el gran problema del efectismo en el teatro, que capta por momentos la atención, pero a la larga se pierde la partida.

Los Petra son unos magos para la tecnología, gran formato, muchos especialistas en todas las ramas. Vaya para ellos el reconocimiento como el grupo tal vez más desarrollado en Colombia en ese aspecto. Ellos se dan el lujo de experimentar en todos los campos de la escena y hacerlo muy bien, corren riesgos y hasta pueden inaugurar festivales con el estreno de una obra, es decir, terminar de montarla en la presentación, ese también es un lujo que pocos se pueden dar en Colombia. Felicitaciones, nunca cambien.

* Crítico teatral

Fotografías Andrés C. Valencia

Leer el teatro

Leer el teatro nos permite navegar en las incógnitas de la cultura universal, y aunque los griegos documentaron el origen, mucho antes las culturas ancestrales se comunicaban con los Dioses a través de los rituales: la danza mimética, la música, la palabra, el fuego y la transfiguración. El teatro nace en el ritual, el “Arte Total”, donde se combinan todas las potencias naturales y humanas; en un principio no hay espectadores, hasta que el Dios es representado y entonces los seres humanos protagonizan el drama de la vida y la muerte. Mantener la connotación mágica del teatro es agenciada por el Circo y las otras formas asociadas del arte, pues el exceso de realismo nos predispone frente a un espejo y su ramplona imagen.

El Arte no cambia el mundo, cambia las personas que lo construyen, dicen algunos románticos optimistas. El Teatro nos permite ser otro, otra, incluso el espectador vive la ilusión travestida, se pone en la ropa de los personajes, en una galería de conductas morales que asume sin el penoso remordimiento. A partir del intérprete teatral la naturaleza juega consigo misma, el drama humano siempre nos conmociona, pues allí aparece el misterio de la vida y nunca termina de resolverse; y cuando el escenario es revelador, auténtica creación teatral, entonces la catarsis individual o colectiva cumple su cometido y valió la pena ir al teatro a vivir su promesa: La fascinación.

El arte se lee de la misma manera que se lee un libro, dicen los semiólogos, obvio que los códigos son otros y que las referencias, las formas, las motivaciones son otras; los sentidos entran en juego directa o indirectamente y esto condiciona sus niveles de respuesta. Siempre estamos leyendo: percibimos por los sentidos, nos emocionamos,
razonamos, enjuiciamos. Podemos quedar fuertemente impresionados y ser marcados para toda la vida o pasar de largo, pues a veces lo que se llama arte es una tecnología que reproduce lugares comunes y no aporta valor estético.

Ni el arte, ni los libros, ni la ilustración generan “mejores personas”, quizá aportan Consciencia sobre el sí mismo y sobre el mundo, pero no hay una garantía plena sobre esta afirmación. Sin embargo el Arte y particularmente el Teatro nos ponen un espejo sobre el escenario para ver el absurdo cómico o la tragedia desgarradora en la que el mundo està desde siempre. Reímos a rabiar con el tierno payaso o lloramos lágrimas de sangre con el Fulano que da la orden… para luego volver al mundo cotidiano donde se reproduce el arquetipo y la amnesia es protagonista.

* Crítico teatral.

El arte de la crítica…

Una habilidad o talento que debe desarrollar la crítica de arte es “detener la mirada”, tener la capacidad de contemplar la obra en su propio tiempo, el arrojo de dejarse embargar por ella, bucear en sus enigmas y con la misma intuición que el artista la crea, el crítico debe acercarse a ella, no para corregir al artista o cambiar la obra (petulancia de algunos insulsos); el crítico es un espectador o lector intensivo que propone lecturas de la obra, que sabe que su mirada es solo una “percepción estética” particular, pero que no es la única, y menos aún, la verdadera.

Se espera por lo tanto que la crítica provenga de personas que vienen del mundo del arte, no de espectadores ocasionales, sin formación o conocimiento y que por lo tanto den “palos de ciego” al referirse a la obra. Oscar Wilde habla de “Críticos Artistas”, que tienen una profunda sensibilidad, que incluso pueden manejar las herramientas del arte y que por lo tanto, el lenguaje y sus argumentaciones competen directamente al acontecimiento y no se pierden en nimiedades. La mirada de un artista sobre otro artista generalmente es muy sugestiva y rica, aunque por la humana competencia a veces los creadores son pésimos observadores de sus congéneres. Me quedo con la crítica que crea empatía con la obra y no con desvaríos que se pierden en la nebulosa.

La crítica en cualquiera de las formas del arte, requiere de una actitud honesta, con humildad y talvez como refiere Octavio Paz, debe ser amorosa, como una ofrenda que nace de un bello sentimiento del espíritu y no de una disquisición formal que pretenda revelar más la importancia del que escribe que del autor propio de la obra. Sin embargo es imposible la objetividad en una crítica y por el contrario está más impulsada por la subjetividad, pues el arte se recibe a través de la emoción y posteriormente se elabora el juicio. La crítica se hace desde posturas e intereses personales.

La crítica introduce lecturas muy importantes, pues, según Patricia Cardona cuando el crítico habla de una obra habla de sí mismo, de su propia biografía. La obra toma sentidos y es percibida desde el propio mundo simbólico del espectador o lector, es surtidora infinita de significados y nadie tiene el monopolio sobre lo que dice. Las obras clásicas siguen generando sentidos diversos en la actualidad, porque ellas expresan el misterio de la belleza, de la vida. La sorpresa y la fascinación son la característica esencial por la cual seguimos leyendo libros, asistiendo a museos, a salas de teatro y danza. Seguiremos absortos frente al gran arte universal.

* Crítico de Teatro.

Escritos sobre Teatro

Marzo es un buen mes para pensar y escribir sobre teatro, no solo como el acto representativo sobre un escenario, sino en la mímesis en que se constituye de los seres humanos, de la naturaleza y del cosmos mismo. Así como los animales cambian de aspecto para no ser depredados o cumplir su ciclo alimenticio, así como el cosmos mismo muta de manera inteligente para cumplir su enigmático destino, las personas buscan reproducir sus modelos inconscientes en todo lo que hacen y particularmente en el teatro.

Claro que el teatro es un espejo, es una manera de desentrañar el misterio de la vida y cada momento histórico produce una escena que corresponde con sus afanes, ideales, avatares e incomprensiones. El teatro muestra lo mejor, lo peor y lo que está en medio, por eso fascina a los sentidos, porque además permite darle forma a lo invisible, sentir los ambientes, oler la tragedia y empalagarse con la comedia. Hay verdades que solo podríamos soportar en el teatro, en cualquier otro lugar saldríamos huyendo despavoridos.

El teatro y el arte no hace mejores personas, pero tal vez si más complejas, más conscientes de si y del mundo. Buenas personas se encuentran de pronto en las iglesias, aunque tampoco hay garantía de ello, pero lo que si nos enseña el teatro es a observar el mundo que nos rodea y a penetrar en el universo intangible. Me refiero a un teatro como tradición de la humanidad que plantea asuntos vibrantes, conflictos no resueltos, aspectos de interés colectivo.

La fuerza del teatro está en su paradoja simbólica, ¿para qué el naturalismo ramplón en el teatro?, para eso está el cine o la televisión (para que las cámaras capten todo y luego el arte, si es que lo hay, se diseñe en un estudio). El teatro es creación pura (sangre, nervio y musculo), allí todo hay que inventarlo y entre la escena y el público sucede el milagro. Aunque hay teatros y personajes que se acomodan a los sistemas, que andan tras el márquetin del éxito.

Algunos grupos y obras son inofensivas, sin propuesta estética, sobreviven cumpliendo estándares para los presupuestos locales o del Ministerio de Cultura.. La historia del teatro universal y particularmente en Manizales nos volvió exigentes como espectadores, por lo menos para quienes lo hemos sido de manera intensiva y por muchos años. Si la actuación no es un arte, ni la obra expresa talento, entonces se reproducen modelos, fórmulas que quizá funcionaron en otras épocas, pero que en la actualidad no dinamizan ni conmocionan a nadie.

Los Maestros del teatro colombiano nos enseñaron una escena profundamente reflexiva, contenidos políticos, antropológicos, filosóficos y de complejas proyecciones estéticas y casi siempre confrontando la realidad. Me da la impresión que cuando el teatro entra en cierta “zona de confort” pierde todo el sentido para los espectadores. Uno no va al teatro a consumir como lo hace en un centro comercial, obvio hay espectadores para todo, pero nuestra tradición nos enseñó otra cosa. Yo voy al teatro a ver arte, pero puede no ser, una cosa no supone la otra. El teatro también puede tomarse como una tecnología y reproducirse con técnicas básicamente aprendidas, esto quiere decir que el teatro no supone sorpresa, fascinación, novedad o encanto, por el contrario, puede llevarnos a constatar lo obvio, lo ya sabido, la narrativa del entretenimiento consuetudinario.

*Crítico de Teatro.

20 años Licenciatura en Artes Escénica UdeC

La Licenciatura tuvo sus albores lejanos en 1955 cuando llegó un profesor de cerámica a Bellas Artes, Antonio Madero, creó el primer grupo de teatro y fomentó institucionalmente el interés por las artes escénicas; posteriormente Ernesto Gutiérrez Arango, rector de la Universidad de Caldas en el año 1965, es convencido para que construya el tradicional “Galpón”, el cual inicia actividades en 1968.

En 1985, la Universidad de Caldas decide promover las Artes Escénicas a través de la creación de un Laboratorio Teatral, idea impulsada por Óscar Jurado. Luego en 1987, Octavio Arbeláez Tobón –decano de Bellas Artes de la época– invita a los profesionales Carlos Arturo Álzate, egresado de la ENAD y a Gerardo Quintero Castro egresado de la Universidad del Valle, para que formulen a la universidad un proyecto intermedio de estudios teatrales; posteriormente se integra al equipo Oscar Jurado y en 1988 con el visto bueno institucional se crea el
Departamento de Artes Escénicas e inician la preparación de estudiantes en modalidad informal.

En 1990 se realiza un Plan de Estudios para formalizar en la Universidad de Caldas la Escuela de Teatro y para perfeccionarlo pasan por Manizales personajes como Luis Miguel Climent, Ana María Orozco, e invitadas de la Universidad de Antioquia como Ana Cecilia Saldarriaga y Patricia Cardona, además de la participación activa
en su trayectoria final de Gilberto Leyton y profesores del área de Estudios Educativos de la Universidad de Caldas.

En agosto de 2000, el Consejo Superior de la Universidad de Caldas aprueba la creación de un programa de educación formal en Artes Escénicas denominado: Licenciatura en Artes Escénicas con Énfasis en Teatro, con la misión de impulsar el desarrollo de la investigación, la formación y la proyección de las artes escénicas en el departamento de Caldas y la región centro occidente del país. En junio de 2001, el Ministerio de Educación Nacional otorga la acreditación previa a la Licenciatura en Artes Escénicas, y en el primer semestre de 2002 se inicia el programa formal. En el año 2007 se gradúan los primeros Licenciados en Artes Escénicas.

Hasta el momento el programa ha tenido cuatro cambios en el pensum, en la búsqueda permanente por actualizarlo y ajustarlo a las necesidades de una cambiante realidad. En la actualidad hay más de 300 egresados, grupos de teatro, Docentes, animadores, promotores en diferentes medios e innumerables proyectos de creación artística, que, en ciernes, crecen y se proyectan a las comunidades con fuerza inusitada.

Semestralmente se producen ejercicios académicos que se proyectan dentro y fuera de la institución, proyectos en convenios internacionales con otras universidades, se publican libros, artículos en revistas, se participa en festivales
universitarios e independientes, se asiste a encuentros y seminarios artísticos y de investigación.

Existe en el departamento de Artes Escénicas el grupo de investigación “Teatro, Cultura y Sociedad”, creado en 2007 y clasificado en categoría “B”, grupo macro que coordina y dirige los más importantes proyectos que están en desarrollo. Cuenta con un Festival Internacional de Teatro Universitario, semilleros de investigación,
encuentros de danza e investigación, taller permanente de Dramaturgia. Tuvo la primera revista indexada de teatro en Colombia en categoría B. (2007-2019).

Como licenciatura, el programa tiene una doble posibilidad: formar creadores escénicos y docentes. Los campos artísticos son actuación, dirección, plásticas, danza, escritura y a nivel pedagógico. El departamento de Estudios Educativos ofrece componentes especializados, que preparan los estudiantes para cumplir una creativa función como maestros.

La Universidad de Caldas se ha propuesto a través del programa en Artes Escénicas ofrecer una alternativa única de carácter artística teatral, que llene las expectativas de una ciudad y un departamento con vocación para las artes escénicas, pues nos alimenta históricamente el Festival Internacional de Teatro de Manizales creado en 1968, el Intercolegiado de Teatro, además de eventos institucionales, comunitarios y municipales, que se mantienen a través del tiempo y sustentan un imaginario que nos permite crecer y cualificarnos para estar todos los días a la altura de las circunstancias.

El programa Licenciatura en Artes Escénicas cuenta con un grupo de profesores de la más alta calidad académica, formados en las principales universidades del país. A partir del momento en que hubo egresados fueron vinculados como profesores y en virtud de su excelente desempeño han contribuido a elevar los niveles de competitividad del programa. Entre los docentes actuales, 4 de ellos tienen estudios de doctorado, el resto con estudios de maestría y vinculados directamente con la creación artística, la investigación, la producción y en general en los diferentes niveles de la cadena de creación escénica.

El Departamento de Artes Escénicas se proyecta en un futuro inmediato con un programa de Danza, Maestría y doctorado, proyectos que suplan las necesidades del medio local, regional y nacional.

La licenciatura aporta a Manizales un importante trabajo de investigación propio de la academia y que no se le puede exigir al movimiento teatral independiente, pues los grupos tiene la misión de producir obras de teatro, en cambio la universidad tiene una responsabilidad social y cultural, expresada en investigaciones teóricas, producción artística, eventos de investigación, intercambios no solo de estudiantes sino de docentes.

Un importante número de egresados se han constituido hoy en la ciudad de Manizales en grupos de gran impulso en gestión y producción teatral, aportando innovación en contenidos y la capacidad de afrontar otros retos, pero también en el resto del país se desempeñan en trabajo docente y creativo en cine y televisión. Y para muestra un botón: al día de hoy los cargos administrativos representados en la dirección de programa y dirección de departamento en la Licenciatura están en manos de egresados del programa, quienes, con lujo de responsabilidad y capacidad profesional, trabajan para elevar niveles académicos y profesionales de la institución.

(Fuente oral consultada: Gerardo Quintero Castro).

*Licenciado en Artes Escénicas. Docente.

El Niño y La Tormenta

Crítica Teatral…

Grupo: La Congregación. Teatro-Cortocinesis

Seguimos llorando sobre el escenario, pero en esta obra la metáfora se sobrepone sobre los lenguajes realistas o panfletarios. Una madre y un hijo buscan la invisibilidad, aparece una rata que lucha por sus crías y un inquilinato de esos que pululan en Bogotá y en el resto de país, porque lo que si compartimos con la capital es la miseria y la violencia. En esta puesta dialogan diferentes formas artísticas: danza contemporánea, artes plásticas y visuales, música y se combinan todas ellas para hacer un cuadro conmocionante de la realidad colombiana, de la pobreza y la desigualdad. Más allá de la fenomenología de la miseria, se presenta una poética desgarradora, dura y difícil de ver, pero en lo más profundo de su sentido hay una mirada reveladora, crítica, que expresa una profunda dignidad: la madre prefiere el Suicidio (con su hijo) antes que la degeneración de los cordones de miseria que deja como opción el capitalismo y la burguesía de este país.

Es la primera vez que observo toda una platea llorando por la muerte de una rata y además justificando que una madre se lance con su hijo de un barranco y sea una poética solución. Cómo exigirle a una madre que prefiera morirse de hambre con su hijo debajo de un puente a tener una muerte digna y refregárselo en la cara a una sociedad indolente y a una clase política incapaz de crear soluciones efectivas. Se refleja en esta pieza la realidad de una mujer abandonada por su marido y su familia, que siempre huye para no pagar el arriendo, que es obligada a convertirse en ladrona: es el espectro visto desde el otro lado, fuera de la ley (fuera del supuesto “Contrato social” que no cumple el estado), donde no hay protección y el desamparado es la constante.

“El niño y la tormenta” pone la lupa sobre la sociedad de manera distinta, parece descubrir un lado inédito donde no entra la razón, ni ninguna lógica social, para descubrir la fragilidad de millones de seres humanos, no solo en Bogotá, sino en toda Colombia, que padecen la desigualdad, la marginalidad, el acoso en todas sus formas y entonces, estas personas no pueden comportarse como la “gente de bien” que tienen sus necesidades básicas satisfechas; esa otra Colombia vive en situaciones límites: están forzados a vivir huyendo, escondidos, sobreviviendo como ratas en alcantarillas, obsedidos por las deudas; ellos son mayormente vulnerables y débiles ante las grandes dificultades que normalmente tiene la existencia humana.

En la obra hay un realismo estetizado, es una verdad social vista desde el arte, es la ingenuidad de un niño expresada desde la poesía, o la desesperación de una madre presentada desde simbolismos. La historia de los seres marginados de la sociedad que nadie quiere mirar, ni se preocupa por ellos, que son un estorbo para las clases altas y las medias, porque no tiene capacidad de pago (menudeo del que se alimenta el capitalismo): obreros, trabajadores informales o vagabundos que recorren las calles tratando de encontrar comida para vivir un día más.

(Realmente son mejores los divertimentos que mirar la cruda realidad).

Con esta obra regresó la poesía al teatro, y el aplauso cerrado al final fue unánime, ni un espectador se quedó sentado en un golpe de sensibilidad parecido al que ofició el mismo grupo el año pasado con una obra sobre Dylan Cruz. Se repite la exclusiva experiencia estética única y privilegiada en este festival. Todos los aplausos y reconocimientos para La Congregación Teatro Cortocinesis.

*Docente Universidad de Caldas

25 Cosas

Crítica Teatral

Grupo: Teatro Petra

¡El 70 % del teatro que vemos es aburrido según Peter Brook! ¡Vamos al teatro a divertirnos! ¡El teatro no debe ser moralizante! ¡El teatro pesado echa al público de las salas! Son muchas las expresiones que circulan en los bajos fondos que parecen darle una tarea al teatro, pero también hay otras funciones que le dan los jóvenes idealistas o los maestros comprometidos con el arte, con la sociedad y consigo mismos (Léase Barba, Grotowski, Brecht…). El teatro puede ser un comodín social que no incomoda, que olvida o niega los conflictos y los convierte en divertimentos. Y es muy posible que existan dramaturgos de esos que pueden jugar en todos los campos, es decir que pueden hacer divertimentos, juegos de malentendidos para pasar el rato, de donde se expulsa la ironía, la sátira y se busca una risa “fácil” (Sábados Felices, The Suso’s Show…), lugares comunes, como el pastel en la cara de los gringos. Pero hay otro tipo de humor “inteligente” que pone en cuestión los valores, que ridiculiza lo anómalo, la injusticia o los vicios de la sociedad (¿Por qué mataron a Jaime Garzón si era tan buen muchacho?). La comedia clásica nació de frente a los conflictos sociales; el entretenimiento se volvió arte en el norte.

Fabio Rubiano se identifica más con la comedia, es el género que más le gusta según sus propias palabras, y de verdad es lo que mejor hace y su estrategia dramatúrgica: el parafraseo, el ritmo de los parlamentos, el stop repentino, el suspenso, el enredo de la trama, los efectos sorpresivos, de verdad son los aspectos que más encantan a los espectadores, todos vamos a sus obras a esperar eso, ya sabemos lo que va a pasar, pero lo esperamos como si no lo supiéramos. Definitivamente el fuerte de Rubiano son las comedias, las tragedias sobre la violencia en Colombia le quedan un poco forzadas, pero, sin embargo, es bueno intercalar comedia-tragedia-comedia, así es la vida, entre tumbos y éxitos rotundos.

25 Cosas es una comedia muy original, eso de dejar las cosas para la memoria entre el público es genial, de entrada, ya provoca risa, sin empezar la obra los admiradores de Rubiano no pueden parar de reír y luego aparece Marcela con ese histrionismo característico, con esa capacidad explosiva y de contención que posibilita el desarrollo de escenas disparatadas. Además. el apoyo de otros actores famosos, no más el hecho de ver a Julián Román ahí frente a uno parece imposible (los actores de T.V. son de carne y hueso. Increíble), todos sentían maripositas en el estómago, parecía mentiras, la farándula en pleno furor. Sala llena, eso sí es teatro ¡Dios mío! aplauso cerrado. Lo que pasa es que todos son muy buenos, en la capital si saben hacer las cosas: el centralismo, “La economía naranja”, las co-producciones con teatros Afortunados; el artista es artista así sea en la miseria (atentamente Julio Mario Santo domingo). Tema para una comedia: Los marginados del teatro en Colombia.

Tal vez hacer comedia en Colombia en épocas tan convulsas, en momentos de búsqueda de la “Paz total” sea especialmente difícil, ¿De qué deberíamos reírnos ahora dónde el dolor se cierne sobre el país? Y tal vez hay un exceso de quejas en el teatro colombiano, todos lloran sobre el escenario, los muertos y la “comisión de la verdad” no es un chiste malo, es una realidad dolorosa, sin embargo, hay que reír para sanar el alma, se requiere la fiesta para que resucite el ánimo y para que el mito macondiano además de “pintoresquismo para el exterior” adquiera sentido para nuestra memoria e identidad.

*Docente Universidad de Caldas

La resurrección de los condenados

Crítica Teatral

Grupo: Teatro Tierra y Ensamblaje Teatro

Los grupos en mención y sus directores Juan Carlos Moyano y Misael Torres, son referentes obligados del Teatro en Colombia (Teatro con mayúscula), siempre han estado en la resistencia cultural a través del teatro: las posiciones revolucionarias, la historia, la tradición, la sospecha y en general actitudes contestarías, críticas y de un privilegiado desarrollo estético. Caso contrario de algunos grupos en Bogotá que se volvieron “revolucionarios” y hasta de izquierda, cuando hubo presupuestos para la paz, cuando la “Comisión de la verdad” financió el teatro, entonces la “Verdad” se volvió importante para ellos. (Para muestra un botón: El grupo “La candelaria” estuvo en déficit 50 años, por sus posiciones políticas, sin embargo, es el grupo más importante en Colombia y fuera. Ahora proliferan los grupos que ponen en escena “La verdad”: se volvió rentable, incluso para los festivales, que antes los programaban de manera marginal.

“La resurrección de los condenados” tiene como marco de referencia la obra “Cien años de soledad” y eso ya nos convoca en un origen mítico común, nacido de un imaginario macondiano poblado de personajes y tramas que subyacen en un “inconsciente colectivo”, tal vez dormido y subyacente, que el autor Gabo tuvo la magia de narrar como un universo pintoresco para el mundo. A partir del texto literario se crea la fabulación dramática en las que el equipo creativo intenta “exorcizar las secuelas de una guerra irregular”, investigada y referida ampliamente en el informe presentado por la “Comisión de la verdad”. Es entones esta puesta en escena un producto artístico ligado a dicho informe y por lo tanto los lugares comunes, las cifras, la temática propia y los derivados de una situación irracional de violencia en Colombia, vuelven a materializarse sobre el escenario en la misma virulencia y crueldad que ya lo hicieran en el pasado los grupos mencionados a través de bellos y literales “Panfletos”, que ayer prohibidos y perseguidos por el Régimen, hoy representan la oficialidad.

“La palabra resurrección alude a la no repetición de la violencia” en palabras de Juan Carlos y Misael y los condenados somos todos. Por ello en esta resurrección teatral aparece no solo la historia de la violencia en Colombia, sino la historia del teatro que ha resistido por décadas: aparece la vaca que en otrora desfilara por el escenario en “Guadalupe años sin cuenta”, los coros, las filas en los laterales, la iluminación y una gramática muy propia de la llamada “Dramaturgia del actor”, estrategia creativa definitiva en la estética preponderante de la “Creación colectiva”. “Tierra” y “Ensamblaje” son dos términos de gran potencia simbólica para contar nuestra trágica y primaveral historia; ellos son voces autorizadas y comprometidas desde siempre con este perturbado devenir.

Hay un afán de decir muchas cosas, (porque ahora se pueden decir) y tal vez eso no les permite tener la claridad para organizar el discurso. Así la obra a veces aparece caótica, bombardeada por una simultaneidad de signos que puede llegar a apabullar a un espectador y no aparece la idea poética, o el mensaje, que pueda estar detrás del entramado escénico.

Muy seguramente el Teatro Los Fundadores (un estadio) no contribuye a la comunicación de ciertos espectáculos que requieren intimidad, cercanía; el gran espectáculo visual es propicio allí,

la atención que requiere la palabra, el gesto mínimo puede perderse, escabullirse en la lejanía. Sin embargo, en “Resurrección…” están Moyano y Torres con sus equipos creativos, con la estética que los representa, haciendo la historia hoy sobre el escenario, como la han hecho desde tiempos aquellos…

(Especialista consultado sobre la historia del teatro en Colombia: Calos Julio Jaime)

*Docente Universidad de Caldas.

La violación de una actriz de teatro

Crítica teatral.

Javier Casanga y Carla Zúñiga. Chile

Historia particular con la que nos encontramos en esta obra de teatro tradicional, en el sentido de que el lugar de cuestión mismo es el teatro: un director de escena es un violador en serie de actrices jóvenes en el momento de los entreactos en que se quedan solas. En general estamos acostumbrados a escuchar en los medios que denuncian entrenadores deportivos, directores de casting de tv o cine, profesores y otros con gran poder de convocatoria y selección. El caso particular de esta obra, refiere que la actriz busca a su violador, se casa con él, tiene hijos y muchos años después se da cuenta de que no fue un sueño, pues recibe cartas de otras mujeres a las que les pasó lo mismo y por lo tanto despierta y se quiere morir, se niega a seguir representando la obra de su director donde hace chistes de homosexuales (quien hace chistes sobre homosexuales debe morir) y sobre la violación (quien hace chistes sobre la violación debe morir).

Esta pieza presenta una gran fuerza dramática, la actriz que interpreta a la mujer violada tiene un carácter con mucha potencia. Dos mujeres en escena: la actriz y su representante, quienes poco a poco develan el secreto, el gran misterio de las mujeres abusadas que se niega a reconocerlo, porque al parecer lo han vivido como un sueño. La protagonista se quiere morir y se niega a salir a escena cuando reconoce la realidad. La sala queda altamente consternada por el episodio, que, aunque ficcional, se vive con gran intensidad, arrastra una gran emocionalidad en los espectadores, porque incluso la representante que se niega al principio, termina reconociendo que ella también cayó en las garras nefastas de un violador venido de las entrañas mismas del teatro. Sin embargo, al parecer el interés de la obra no es solo mostrar al director de teatro como un violador en serie, sino al hombre abusador como un ser repugnante que debe ser arrojado por la ventana (acuerdo unánime en la sala). El argumento fundamental de la obra se reduce a la violación con la única consecuencia posible de la muerte del mismo, insinuada al final de la obra. Temática de gran acuerdo y éxito de público. Aplauso cerrado.

*Docente Universidad de Caldas.

Belles Places

Crítica teatral.

Grupo: Mètis` Gwa. Francia: Guyana y Guadalupe.

Vuelve la Danza al festival y no faltan los reclamos de los amantes del teatro de fábula, de acción dramática, la necesidad de escuchar historias con moraleja (la disyuntiva entre el bien y el mal que en esencia plantea el teatro, según Marco Antonio De la Parra); debate superado seguramente, pues el arte escénico tiende a la totalidad y se presenta en múltiples formas; entre ellas la Danza que requiere de un exquisito gusto de apreciación, el movimiento exacto, la coreografía perfecta, los bellos cuerpos sobre el escenario dibujando planimetrías y estereometrías. La Danza es arte y así no cuente historias, queda el placer estético de su contemplación, así sea efímero, lo que cuenta es el momento exaltado, la experiencia transformadora que se pueda vivir en el aquí y el ahora.

“Belles Places” deja la sensación de algo bonito, técnicamente hecho, una iluminación perfecta, y una música, monocorde y electrónica, con ausencia de tambores e instrumentos en vivo. Y así aparezcan traducciones de las mujeres que hablan en francés en la parte alta del escenario, cada espectador es libre de saber si la lee o ve la danza circense (imposible hacer las dos cosas a la vez).

Las bailarinas no tienen que comunicar nada porque no están contando nada, ellas viven su propia experiencia personal en el escenario, como si estuvieran ensayando, realizando su training; no hay ninguna diferencia entre hacerlo para ellas o hacerlo para el público, porque las verdaderas artistas deben vivir en función de su propio espíritu creativo y no depender de un observador externo: llámese espectador, crítico o historiador.

Esta pieza de verdad es un “avance en la búsqueda de un Circo coreografiado caribeño” como dice su directora, sin embargo, para que la palabra “Circo” no le quede grande, deberían incluir números de riesgo, payasos y el varieté propio de esta empresa, para ser fiel a la tradición y entrar en lo espectacular; pues un Circo sin emoción, peligro y el público crispado al cien por ciento, ni en el caribe ni en el territorio podrá tener éxito.

*Docente Universidad de Caldas.

La caminata de los elefantes

Crítica teatral.

Grupo: Formiga Atómica. Portugal

El misterio de la muerte, del fin, es el tema sobre el que reflexiona esta obra de teatro de objetos, en la cual un actor narrador a veces cómico otras trágico ha creado sobre el escenario varios nichos con figuras muy pequeñas y proyectadas a trasluz. Se divierte hablando de la muerte y como un artífice maneja pequeños mundos agrandándolos como por arte de magia a través de pases medio ilusorios, medio realistas. Entre sus objetos el animador transporta animalillos de repisa o de juguete hacia una isla o país pequeño rodeado por una cerca eléctrica. Finalmente, su interés se concentra en una manada de elefantes y a partir de la manera como estos viven, establece una analogía con la existencia humana. Al morir el hombre que los protegía y era considerado parte del grupo, ellos hacen una caminata hasta su casa para despedirlo, en una especie de ritual que dura dos días.

“La caminata de los elefantes” es el producto de una extensa investigación en la que participan 200 niños y se refleja en este trabajo la delicadeza y asombro infantil, la capacidad de juego con las formas: las sombras y los juguetes pequeños que se vuelven grandes y reales en virtud de la verosimilitud escénica. La animación de objetos y la narración se convierte en una velada mágica que seduce la percepción de los curiosos espectadores por cada pequeño universo que aparece, por ello es necesaria la cercanía, para atraparlos como en una red y tenerlos atentos a cada movimiento… la mirada lela paralela siempre está fija… Realmente hay un gran virtuosismo en este niño grande que juega con objetos: niño de manos de seda y hombre de pasos de roca, que ficciona con dobles, con miniaturas, que proyecta paisajes y se desplaza por geografías inventadas, generando suspenso, risas y nebulosas sobre el misterio de la existencia humana.

*Docente Universidad de Caldas.

Salida al sol, camino a la paz

Crítica teatral.

Grupo: Corporación Colombiana de Teatro

Esta obra de teatro tradicional es un homenaje a las víctimas de la violencia en Colombia, con dramaturgia y dirección de Patricia Ariza, quien ahora oficia como Ministra de Cultura.

La obra aborda temáticas muy fuertes en términos del conflicto social y armado en nuestro país. En términos temáticos es una denuncia con nombre propio de todas las catástrofes sufridas, es un Panfleto musical y coreográfico, con todos los ingredientes propios aportados por la sociología, en términos de la “Comisión de la verdad”, apoyado en diversas formas del arte como la danza, el canto, la poesía y por supuesto la interpretación.

El formato de la puesta no es dramático en sentido convencional, son fragmentos, cuadros cortos e incluso con la participación de actrices naturales, dolientes en carne propia de la violencia.

La obra nos dice cantando lo que ya sabemos y se repite por todos los medios, sin embargo, hay un intento por estetizar la información y, si es verdad que hay momentos de lucida poesía, en general, el montaje es realizado en un lenguaje directo, que pareciera corroborar cifras, recalcar un informe gritado a muchas voces no solo en el país, sino a nivel internacional. Pero es comprensible que el objetivo de la obra es mostrar el horror de la guerra y poner la “verdad” en la boca y cuerpo de las víctimas, aquí el arte escénico se convierte en un instrumento, en función de una causa política y social. La versión teatral es una especie de “Puesta en escena de la comisión de la verdad” y el hecho de que sus creadores tengan claro esta función, que sea intencional y con un objetivo específico en términos políticos, hace muy valedera la propuesta y muy efectiva, pues Colombia va en el sentido indicado. Incluso uno de los personajes exclama victorioso: ¡Por eso ganamos! (El mérito de la obra es haber sido hecha en un gobierno anterior. Hoy tiene pleno sentido).

*Docente Universidad de Caldas.

 

Amour

Crítica teatral.

Grupo: Marie de Jongh.

Este grupo español nos trae una buena muestra de teatro físico, todo el argumento está en el campo visual y la acción se enfoca en los cuerpos de los intérpretes y su relación con la escena. Son 4 personajes, en una primera infancia de juegos, amiguismos, peleas y separaciones: se aman y se odian. En la segunda infancia o sea en la vejez: juegos,
amiguismos, peleas y separaciones: se aman y se odian. Las relaciones humanas se repiten “ad infinitum” y siempre patinamos sobre la misma pista, sin embargo, Amour nos regala una mirada optimista y termina en final feliz; “Ellos” son tan comprensivos que permiten que “Ellas” sean como quieren ser y llega la paz idílica o el paraíso, por lo menos a la escena.

Este es un tipo de teatro en que las máscaras (llamadas de Carácter por Lecoq en su pedagogía) ocupan un lugar central, pues imprimen una narrativa y una gestualidad especial y determinada; las acciones físicas tienen otro ritmo, obligan a concentrar la atención del espectador en otro tiempo, pues aunque las historias son sencillas, se enfocan en poéticas y en simbolismos muy precisos. La intención es la univocidad. Con una tiza se dibuja la escenografía y con unos elementos mínimos sobre el escenario se crean grandes estructuras arquitectónicas o se llenan espacios de ficción.

Este es un tipo de teatro que fascina en Manizales, y seguramente en muchas regiones del mundo, por la precisión (semiótica definida), sin embargo, es altamente provocador; tiene predilección por la lentitud (contrario al mundo contemporáneo), apela directamente a las emociones y es realizado a partir de una exquisita sensibilidad esencialmente humana.

En general, el espectador es atrapado en esa red de pequeñas cosas que lo conectan y lo van llevando a través de una trama sin complejos; de manera sutil lo predispone a la observación como en una especie de: hipnotismo, trance o estado meditativo.

Es un espectáculo de fácil comunicación con los espectadores así sean niños o adultos, pues el discurrir escénico es imperturbable. Las escenas crean una atmosfera de proximidad, a veces pareciera estarse frente a una película muda por la música ambiental, en otros momentos también pareciera un exceso de ilustración, llegando casi a la gestualidad del mimo; incluso hay acciones, pocas, que no se comprenden muy bien dentro de una gramática que generalmente es precisa y no se presta a la polisemia (a esa estricta univocidad nos ha enseñado el grupo Kulunka, también español). Excelente teatro de la acción y el silencio.

*Docente Universidad de Caldas.

II Concierto

Crítica teatral.

Grupo: Circoqoshka. Chile

Afortunada inauguración del 54 Festival Internacional de Teatro de Manizales con el II Concerto, obra que además nos lleva a recordar los momentos inspirados de la música Barroca. La fábula representada se reduce a un argumento sencillo y fluido, de fácil comunicación con todo tipo de público: una Marquesa que sufre el mal del insomnio crónico envía un barco a Italia a traer dos músicos con la esperanza de que mágicamente la curen de tan catastrófica enfermedad. Con tal pretensión llegan los flamantes músicos con diversos y fallidos instrumentos, los cuales prueban y reconstruyen de escandalosa manera, hasta que al final, y casi por casualidad, encuentra la mujer la melodía básica del golpeteo del corazón, la percusión original que es lo que necesita para conciliar el preciado estado somnífero.

Este encantador Concerto nos reconcilia con el teatro como espectáculo en todas sus formas y nos permite apreciar la versatilidad de cuerpos estilizados; conserva una estructura casi de un cuento para niños (se hubieran esperado más niños y jóvenes en la sala). La Música es el eje central de la pieza, texto y subtexto de los sucesivos malentendidos que alimentan el tono festivo y la atmósfera cómica que reviste las situaciones de los personajes, a veces atrapados en gags sumamente divertidos, donde lo importante es la forma, lo disparatado de la situación.

Hay una muestra permanente de habilidades en actores y actrices que denotan su preparación técnica: son acróbatas, equilibristas y estructuran sus acciones lúdicas en un concepto amplio de Circo contemporáneo y, por supuesto, son maestros en la técnica clown. II Concerto es un espectáculo privilegiado de interés general, pues la gracia interpretativa y los malentendidos provocan a cada momento la explosión de risa de los espectadores que bien urgidos estamos de buen humor y escapar al menos por un momento de los afanes bélicos internacionales y las reiteradas noticias que nos apalean cada día.

Sin embargo, tal vez el Fundadores, se convierte en un estadio, en un escenario demasiado grande para esta obra chilena, donde la representación corría el peligro de perderse en la lejanía, pues el humor a veces requiere espacios más íntimos, más cercanos que permitan disfrutar la proximidad, la gracia, la poesía y el carisma de estos bellos personajes. Es de anotar que, a pesar de la distancia y un sonido defectuoso, la obra llegó de muy buena manera, contando con un público colaborador con excelentes niveles de atención.

La inauguración se vistió de gala, abriendo la puerta a una semana de teatro con un buen augurio de colores, fantasía, música y la Comedia, tan necesaria en todas las épocas de crisis en las que suele vivir nuestra frágil humanidad.

*Docente Universidad de Caldas

 

Espectáculo de una verdadera congregación de espectadores

Obra: SOLO ME ACUERDO DE ESO. Grupo: LA CONGREGACIÓN

La palabra “cicatrizar” vuelve a ser mencionada como concepto en relación con el teatro, y esta pieza que refiere la Congregación trae a cuento la crisis política que atraviesa Colombia desde hace muchos años. El teatro dice, menciona, pone sobre el tapete asuntos de interés social; trae a la memoria, recuerda, ilustra, denuncia, y a pesar de que el acontecimiento mencionado en la obra es de reciente ocurrencia, lo que hace es evocar los múltiples hechos históricos de nuestro país que quedan en el mundo de las sombras; a unos los mata el Esmad, a otros un sicario, otros son desaparecidos, a otros los envenenan,  pero hay un común denominador en las muertes que permite saber de dónde vienen las balas; todo el mundo conoce quiénes son los asesinos, pero la Justicia cojea y no llega.

El teatro siempre vuelve a narrar las historias que pide la gente y tal vez estas son épocas en las cuales los acontecimientos reclaman la atención de los creadores, de ahí la gran ovación que tuvo la presentación de la obra: “Solo me acuerdo de eso”, el sonado caso de Dylan Cruz asesinado en Bogotá en una manifestación por el derecho a la educación. Los horrores de asesinatos en Colombia se han normalizado cuando pasan por los medios nacionales y a continuación los deportes o el entretenimiento de toda laya, nos hacen olvidar la terrible tragedia.

El teatro, como en los años 70`s, reaparece para convertirse en la ventana de denuncia, pues los acontecimientos narrados poéticamente, así sea en un lenguaje directo, crudo y panfletario estetizan el dolor y le dan profundidad significativa; el símbolo sobre el escenario expresado en la palabra, los cuerpos de los intérpretes, la plástica, la música, todo este entramado de ficción sobre la realidad penetra en ella con mayor intensidad y el dolor vuelve con mayor sentido para ser comprendido de otra manera, para recordarnos que el teatro, más allá de fenómenos comerciales, es un motivo de identidad, de conocimiento, y sobre todo, de memoria para los espectadores.

La obra sobre Dylan sucede en Bogotá, tiene contexto, y durante toda la pieza recorremos la ciudad donde mataron a Gaitán, a Galán, donde se planearon los muertos de la UP, donde se cocinaron las guerras por la tierra. Y aparece la bella metáfora de las palomas que conducen al estudiante a recuperar sus recuerdos y del director de teatro que después de fumarse un porro, le da al estudiante que esta pronto a graduarse la terrible noticia: usted está muerto.

El lenguaje sencillo de la obra, las metáforas tan cercanas y comprensibles, convierten el espectáculo en una verdadera congregación de espectadores que ya adivinan el desenlace fatal. Para el teatro los asesinatos en Colombia dejan de ser estadísticas o fríos reportes periodísticos, para entrar en la anécdota y saber que Dylan no era un terrorista y aspiraba a entrar a la universidad, y que los líderes y lideresas sociales sueñan y buscan un mejor país. El teatro vuelve a ser la posibilidad de saber verdades distintas a las que promociona el gobierno, y controvierte la idea general de un orden establecido a la fuerza y de la necesidad de satanizar al que piensa diferente.

Fotos Festival Internacional de Teatro.

*Docente Universidad de Caldas